Arena, Sierras y Libros (Parte I)

El verano ha sido siempre una estación en la cual uno es proclive a interesarse más por la lectura. En mi caso especial, además de leer durante todo el año en lo que concierna a la actualidad de uno como estudiante de periodismo, estos tiempos ameritan, aparte de descansar, poder degustar ciertos textos comprados en su momento pero que debido a la vorágine diaria que nos involucra a todos habían quedado en el recuerdo. Qué mejor que retomarlos. En esta mini sección les contaré sobre tres libros que pude disfrutar durante el período vacacional. Primero arrancaremos con Lo Suficientemente Loco, una biografía de Marcelo Bielsa realizada por el periodista Ariel Senosiaín, quien desanda paso a paso y de un modo eficaz la particular carrera profesional del actual seleccionador de Chile.

En la esfera personal y a pesar de no declararme un bielsista de pura cepa debo admitir que fue un libro muy entretenido y por sobre todo esclarecedor con el fin de conocer a uno de los personajes más enigmáticos del fútbol, siempre alejado de hechos mediáticos de envergadura y con una obsesión por el trabajo pocas veces vista en una persona. Un aspecto que detalla minuciosamente Lo Suficientemente Loco es la vocación marcada que posee cotidiantamente Bielsa por el trabajo en las inferiores. Es para reconocer abiertamente lo fructífero que resultó su paso por las inferiores de Newell´s, ese club que tanto quiere, siempre guiado por su maestro Jorge Griffa, y también el periplo que lo tuvo durante varios años por México, sitio que según sus propias palabras, “me volvió más reflexivo y menos evidente”.

Una vertiente atrayente de este relato reside en la experiencia futbolística de Bielsa, un rústico defensor que llegó a disputar apenas 3 partidos en la Primera de la Lepra y que pasó fugazmente por Instituto, pero que sin embargo se dio el gusto de jugar en la selección argentina en el Torneo Preolímpico de Recife, Brasil, donde el combinado nacional fue representado por la reserva de Newell`s campeona en ese momento, de la cual formaba parte. Fue titular, con buenas actuaciones y hasta diarios brasileños lo eligieron para el equipo ideal. Bielsa recuerda ese momento: “Compartía la zaga con Edinho, que después triunfó en la selección de Brasil. Qué falta de respeto…”. También aparecen en escena la controvertida relación que mantuvo con el mandamás de la AFA, Julio Grondona y sus choques iniciales cuando dirigía a Vélez con José Luis Chilavert, quien pasado el tiempo valoró la importancia del trabajo del Loco durante su estadía por Liniers.

Senosiain mantiene una crítica certera sobre lo sucedido con los medios de comunicación tras la eliminación sorpresiva y con tintes marcados de fracaso que tuvo Argentina en el Mundial de Corea y Japón de 2002. De aquellas palabras hirientes y malintencionadas del reconocido periodista Fernando Niembro (“Bielsa es un incompetente”) hasta del maltrato continuo de otros medios, que no soportaban la homogeneidad de criterios que mantenía el entrenador, siempre negándose a realizar entrevistas individuales y tratar de igual modo al de la empresa periodística más importante que a uno incipiente periodista que toma sus primeras armas en una FM barrial. Así de simple se lo explicó al periodista Juan José Marón del diario Olé: “Quiero que haya igualdad para todos, que tenga el mismo trato un periodista de Jujuy que uno del mejor medio de Buenos Aires. Así que no vamos hablar más”. Y así, bien al estilo Bielsa, borró de su agenda los teléfonos de periodistas con quien mantenía un lazo afectivo. El pasado de Bielsa, esa esencia de corrección, de respeto por la igualdad, de su alrededor perteneciendo a una de las familias más reconocidas de Rosario, con padre y hermano abogados, no podía tolerar ser permisivo sobre este tipo de cuestiones que podían dañarlo en la imagen hacia la gente. Ser así lo pagó caro. Un tipo con esos ingredientes será caratulado de loco por la gran mayoría. Lo suficientemente para ser un respetadísimo entrenador.

Para el final decidí citar unas declaraciones que dio ante alumnos del secundario donde él estudió: “No permitan que el fracaso les deteriore la autoestima. Con la victoria, el mensaje de admiración es muy confuso, estimula demasiado el amor hacia uno mismo y eso deforma mucho. Y con la derrota sucede todo lo contrario. Hay una tendencia morbosa a desprestigiarse, a ofenderte, sólo porque perdiste. En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados. Lo importante es el tránsito, la dignidad con que se recorre el camino en la búsqueda del objetivo. Lo otro es cuento para vendernos una realidad que no es tal”.