lunes, 27 de febrero de 2012

8M "El día que los hinchas juegan"

Mirá en exclusiva el comercial de la marcha del 8 de Marzo, 100.000 cuervos a Plaza de Mayo, una producción de cuervos para cuervos! IDEA Y PRODUCCIÓN: Los Cuervos de Poe, San Lorenzo TV y SCH. EQUIPO: Zeke Maciel, Juan Rezzónico, Ayelén Cruz, Guido Gallo, Facundo González Trejo y Alejandro Giandinoto. CÁMARA Y EDICIÓN: Marcelo Dolinsky DIRECCIÓN: Fabiana Castaño Agradecimiento especial al "Sapo" Villar, "Toscano" Rendo, Rodolfo Barili, Guillermo Pardini, Pablo Marchetti , David Rotemberg y Mariano Hamilton y a toda La Gloriosa, esa hermosa gente que tiene San Lorenzo de Almagro.


domingo, 19 de febrero de 2012

El abominable fútbol argentino

El título habla por sí mismo. Quise ser puntual en cómo definir, tomarlo y verlo profundamente, anotando rasgos que decantan de su figura. La Real Academia Española llama abominable a “algo que desagrada profundamente”. Cae justo, de perillas dirían los españoles. El fútbol argentino es abominable, carga consigo un olor rancio, que nos hace tapar la nariz, buscar algún pañuelo, ponerle perfume y llevarlo a nuestras narices para aplacar esta sensación vomitiva, de algo que cargamos en la garganta y no podemos detener. Ese fastidio cotidiano que deviene en bronca, que se transforma en suplicio y que, al naturalizarse, al ver siempre lo mismo, da su estocada final, cual esgrimista.

Les juro que busque, indague, traté de conectar otras palabras, quizás menos fuertes, para definirlo. Abominable queda perfecta, para un cuadrito te diría. Y pienso en este Boca – Unión que vi, el San Lorenzo – Estudiantes, en fin sentarse a ver al menos tres partidos por FPT en el fin de semana. Resulta imposible, una misión titánica, cual San Martín, con o sin caballo blanco subiendo por los Andes. Algo que nadie en su sano juicio puede soportar. Boca lleva 33 partidos invicto, es el último campeón y tendrá todos los méritos del caso. Pero aburre al más pintado/a, te lleva a la somnolencia sin escalas. Digo River, B Nacional y solamente supera a sus adversarios más por las falencias ajenas que un valor propio, pese a las enormes individualidades que posee. Ninguno tiene nada nuevo para ofrecer, en eso me entra por los poros la desesperación.

Vélez y Godoy Cruz, el primero con mayor calibre técnico que el segundo, pueden ser corridos de este carrito de cartón que vemos cada fin de semana. Al menos, mantienen una intención de jugar, de decir, che y si hacemos un par de paredes, y si jugamos por abajo al menos un rato. Ojo, no digo el verso tremebundo de jugar sin arco, axioma de profetas que cargan más descensos y pedidos de quiebras que logros futbolísticos. De los otros grandes, qué decir. San Lorenzo cuenta sus miserias, Independiente cuentas sus miserias, en este caso a futuro, y lo de Racing todavía está tan verde que sería injusto estar con la barra de acero golpeando la puerta. Lanús, apenas me ilusiona su mediocampo. A Valeri lo hacen correr como un desquiciado, sin razón alguna, lo suyo está en otro lado pero tiene un talento que te imanta la vista. Quedan pocos de éstos. Pero Fritzler y Pizarro son enormes jugadores, ya pasada la etapa del proyecto y al menos te da la sensación que, verlos, pueden hacer que la vida sea menos difícil. Para algo existen los grandes jugadores. Si vos después de ver al Barcelona, no te sentís mejor con tu persona, si no pensás que todo será menos choto si se divierten así, el fútbol no sirve para nada.

El abominable fútbol argentino. Queda pintado como título de una película que se puede estrenar en todas las salas. No hace falta que te muevas de tu casa, ni que te tengas que subir a un colectivo con la SUBE en mano, ni estar chivando con diez millones de personas en un vagón de la línea E de subte. Nada de eso. Cada fin de semana, prendés la tele y lo tenés ahí. Películas de terror. Y eso que decían que los argentinos no sabíamos nada del género. Malditos.

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miércoles, 15 de febrero de 2012

Una historia, 25 años y un final inconcluso

Díaz Bardelli, así señorita, con z de zorro, b de burro y doble ele de llama, así, así muy bien. Julián corrige a la chica, ejemplifica cada letra en una tarea minuciosa que trae su respectivo ejemplo, siempre animal, y da por cumplida su misión. Luego, respira, exhala, junta las cejas, casi uniéndose, y por decantación cierra los ojos, carraspeando la voz. Ese dolor incipiente de muela, (“¿Es la de juicio? ¿Me la sacarán? ¿Me dolerá? ¿Tratamiento de conducto? ¿Por qué me pasa todo esto a mí?”) lo depositó en ese salón espaciado, impoluto, con sillas unidas, cuatro por fila, con ese aroma de perfume berreta, que lo deja absorto puteando interiormente a los de la obra social (“Con los que pago, no te pido un Carolina Herrera pero al menos no esta imitación, burda y fracasada de colonia Pibes”). Sabe que es una batalla perdida. La Fiscalía no va a tomar el caso, piensa mientras observa a una joven saliendo del pasillo con sus flamantes brackets. “Pobre, dice murmurando, debe tener la ilusión de salir a la calle y que la alaben por preocuparse en su futura salud bucal. Mentira, se le van a cagar de risa en la cara. Como a mí, con la demanda por los aromas que emanan desde la sala de odontología”. Maldita burocracia, maldito país que no hace nada.

“Señor Bradelli, aguarde y lo van a llamar desde la pantalla. No, Bardelli, señorita, con b de burro y doble ele”. A la secretaria poco le interesa la corrección, mira de costado su reloj, con malla blanca y agujas finitas, muy finitas, para saber cuándo se irá de ese lugar inmundo, que la maltratan y encima le pagan dos mangos. Julián se sienta, vuelve a hacer una mirada general y solamente pide que su nombre aparezca bien escrito en el LCD, más que por el llamado en sí. Si sale mal, escándalo asegurado. Piensa en la muela y no le duele. “¿Para qué carajo vine?”

Escucha un ruido, una imagen se detiene frente a sí, aguardando, esperando. Ahí, está, Ariadna, Ari, la chica alta, con ojos saltones, pálidas, ese largo pelo negro. Secundaria, Bariloche, 1987. Aquella que lo miraba, lo insinuaba pero sin éxito; sus ojos estaban puestos en otro lado. Está igual, irrumpe esa idea en su pensamiento. Igual, igualita, el mismo packaging pero en el medio pasaron 25 años, una versión beta de lo que fue, un expediente sin resolución que se puso amarillento. ¿Seguirá enamorada de mí? Julián sonríe, al pasar se hace un par de preguntas pelotudas, se roza los cachetes, ese movimiento hábil que hacía a las maravillas cuando intentaba conquistar a Susana, y de golpe se le vienen las imágenes de ella, ésas piernas, ésas tetas hermosas. “¿Dónde estará ahora?”

jueves, 9 de febrero de 2012

Algo para decir

Te fuiste hace unos años. Y se te extraña. Podría sentarme, agarrar el diccionario y aleccionar mediante la palabra acerca de los vaivenes del dolor, el no ser, la angustia de la ausencia, las consecuencias en tu familia y bla, bla, bla. Yo no quiero ser tan abstracto, sutil, imperturbable, vos nunca lo fuiste en tu vida, por qué tendría que ponerme en un papel estúpido, intelectualoide, algo que siempre aborreciste. ¿Te acordás cuándo me decías, vos seguí leyendo a esos boludos que jamás en su puta vida agarraron una pala? No tenías un carajo de razón, te aclaro. Guarda, hay giles que robaron toda su existencia hablando difícil sin nada que decir. Se dieron vida de bacanes de la nada misma, la suerte les guiñó un ojo y allí andan impolutos como si fuesen estatuas vivientes. …jamás en su puta vida… Esa frase me quedó guardada. Me la dijiste en aquella pileta del club, diciembre, cagados de calor como pocas veces, vos viendo los culos divinos que se nos acercaban a la cara y yo leyendo El orden del discurso de Foucault, cuyo libro tardé años en comprender al menos una décima parte. Yo, tan iluso o pelotudo como vos decías, creía que la onda literaria, filosófica, podría darme cierto tipo de levante, que las minas iban a decir mirá el flaquito ése que lee a Foucault. Todavía sigo esperando resultados, al menos un resultado positivo. Después entendí con el tiempo que las minas que estaban en el club, como mucho y con toda la furia, apenas habían terminado la secundaria. Y el boludo con el libro de Foucault en la mano.

Vos tenías eso. Siempre escuché con desconfianza esa frase tan reiterada de este tipo tiene calle. Acá hago una excepción. Verdaderamente él la tenía. Un tipo que estaba adelantado, dos o tres segundos no más, a lo que podía suceder en cualquier ámbito, un don incorporado que pulió a base de mucha patita en la tierra. En una analogía futbolística había que pensarlo como un Andrés Iniesta, ¿no?, alguien que tiene en la mente un mapa determinado y actúa en consecuencia y con la naturalidad propia del que conoce el camino. Que antes de recibir la pelota, en una fracción de segundos ya sabe el destino que tendrá. ¿Qué bien que nos vendría este gallego en San Lorenzo no?

Me imagino lo que estarás puteando. Sí, Ale, son muertos. En Promoción y viendo cómo le va a All Boys, San Martín de San Juan, Unión, Olimpo, Tigre, todos equipos de mierda que encima cuando nos enfrentan parecen el Manchester City. Yo, para no llorar, me pongo los videos del 2001 y me aferro a pensar que Romagnoli y Romeo son ésos y no los viejos chotos de ahora que se lesionan cada dos minutos. Si vieras cómo grité un gol de un tal Cooper de Godoy Cruz ante Unión que nos alejaba de la Promoción, te juro que te quedás donde estás. Tenemos en la camiseta más publicidades que Almirante Brown y a cada santo le debemos una vela. Todo mal. Pero seguimos con este sentimiento, el mismo que nos transmitiste vos y que quedó impregnado en cada uno de nosotros, hoy boludos grandes, algunos ya con pibes, de amar a estos colores, cualquiera fuese quien la vistiera. Comparto a medias esta apreciación, ayer la vestía un fenómeno como Gorosito o Silas y hoy Salgueiro, un uruguayo que no coordina habilidades motrices.

En cada asado con los chicos, tu nombre está, aparece e irrumpen las sonrisas. Anécdotas, el viaje a Brasil para ver la final de la Copa Mercosur, esa noche, sí, esa noche cuando luego del empate en el Maracaná, el avión por desperfectos no salió y nos dejaron por una noche en el Arena Copacabana Hotel (todavía recuerdo el nombre) de cinco estrellas, creo, junto con la Butteler. Citar qué sucedió esa jornada le quitaría ese halo místico con la que cuenta, en historias que se agrandaron de forma ostensible con el paso del tiempo y otras que golpearon la puerta siendo novedosas, veraces o no, a quién le importa. La imagen tuya, del cual me distancié por cuestiones de la vida, me retrotrae en alguna partecita al adolescente que fui, a un espectro ciertamente melanco al que no recurro mucho pero que está presente, que anda pululando por ahí. Ya no estás. Me dijeron cáncer, fulminante y a la bolsa. Y se te extraña.

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sábado, 4 de febrero de 2012

El ocaso de la WTA; una ilusión argentina

La irrupción de Paula Ormaechea (19), incipiente, con varios enigmas por resolver, cuestiones que tendrán su definición con el correr del tiempo, abre un panorama relativamente favorable en lo que concierne al tenis femenino en Argentina. La raqueta número 1 del país tiene nombre y apellido, se sabe y es Gisela Dulko, aunque la presencia de otra representante que pueda ir rindiendo de forma ascendente otorgaría un halo de esperanza en la recuperación del tenis femenino, herido de gravedad tras el retiro de la última gran estrella, hablamos de Gabriela Sabatini, retirada desde hace más de 15 años.

La crisis de la rama femenina no sólo debe acentuarse en el caso argentino sino que presenta un panorama mucho más complejo y global, donde el gran dinero, ya sea de torneos mediante la publicidad, televisión, entre otras cosas se reparte de manera casi unidireccional a lo masculino. El trinomio Djokovic, Nadal y Federer, marketing a flor de piel supera ampliamente a la WTA, con innumerables modificaciones en el número 1, ahora con la bielorrusa Victoria Azarenka al tope pero sin la eficacia mediática que supo gozar en las épocas de Graf, la mencionada Sabatini, Mónica Seles y quizás el último estandarte, la suiza Martina Hingis. Están Serena, Sharapova, Wozniacki, compiten, tienen su espacio, pero los flashes apuntan hacia otro lado.

Retomando las vivencias locales, Ormaechea, flamante 139 del ranking, con apenas 19 años, la nacida en Sunchales presentó algunas pequeñas actuaciones de nivel (el corto pero positivo Abierto de Australia) para convertirse en la nueva carta del naipe, a una jugadora para seguir detenidamente y observar sus próximos pasos que confirmaran o no esta premisa.



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