
Estos 10 años han traído luces y sombras. La política de Derechos Humanos, activa en la búsqueda de Justicia para las atrocidades cometidas en la última dictadura cívico-militar, ha sido un puntal saliente. Un símbolo, la muerte de Videla, lo encontró detenido y condenado en una cárcel común. Como tenía que estar un asesino, un hijo de puta. Los juicios desarrollados en distintos puntos del país, con amplificación de condenas a represores mostró la cara de un Estado activo, que no iba a permitir la ilegalidad. La ampliación de derechos ciudadanos, como la AUH , Ley de Género, Ley de Matrimonio Igualitario, entre otros, ha colocado a la Argentina en la vanguardia de esta materia. La inclusión social, materia indispensable tras el 2001, muestra resultados intermitentes, avances mediante la Asignación Universal por Hijo, una inversión predominante de Educación y otros aspectos no tan fructíferos, caso Salud, en los que el Estado, hay que decirlo como sujeto recuperado parcialmente desde 2003, debe lidiar con una estructura de pobreza fija, difícil de remover. La deuda con los que menos tienen se sigue manteniendo, mucho más saliendo de la General Paz , a pesar de años creciendo a tasas chinas. Ésta es una batalla que no se brinda con las potencialidades requeridas, aquí es la deuda principal, la interna, la que más duele. La que no puede esperar más tiempo.
Nacionalización de Aerolíneas, YPF, fondos de la AFJP. La presencia de un Estado firme es condición indispensable para reducir las brechas económicas, sociales y ambientales, esta última lamentablemente pocas veces tenida en cuenta. Allí también vemos como la minería cielo abierto daña sin consideración el suelo argentino. También el uso de agroquímicos. Hola, Monsanto. El pensamiento único llamado neoliberalismo deschavó la mentira mediatizada de que el mercado todo lo podía. El objetivo, en este incumplido, es cómo transformar en menos deficitaria estas estructuras, ahora estatales. No caer en la mentira privatizadora, que desguazó el orgullo que fueron YPF y Aerolíneas, pero crear condiciones óptimas a inversores, para así prestar un mejor servicio y que dé cuentas menos negativas, un propósito nada sencillo pero cuando hablamos de un Estado inteligente, hablamos de esto, de profesionalismo al límite en cómo administrar el dinero que es de todos. Ni más ni menos que eso. Los amiguismos, de lado.
La juventud juega un rol clave en estos tiempos. El kirchnerismo les abrió la puerta, a algunos mediante dádivas, otros por compromiso y convencimiento, al colectivo juvenil, invisibilizados en los `90, que encontró la calle como respuesta a sus incertidumbres, inquietudes, broncas. Un hecho puntual lo reflejó ante la opinión pública: el velatorio de Néstor Kirchner. Allí se vislumbró de lleno la presencia masiva de jóvenes, mochila en el hombro, que resurgían en la esfera política como partícipes fundamentales. La política ya no vista desde la mala palabra que fue en otros tiempos sino como una acción urgente para modificar la realidad. Un error, repetidamente sostenido en los medios de comunicación, resulta la estigmatización férrea de los jóvenes y cae en la simplicidad de La Cámpora. La llegada de los jóvenes a la política excede los márgenes de una determinada agrupación.
En estos 10 años también hay que hablar de inflación y política de transporte. Inflación, falsa desde lo vertido por el INDEC, falsa también desde lo que dicen las consultoras privadas, en la diferencia entre ambas cifras encontraremos un resultado más acorde a la realidad. Esto es una tarea de ciudadano, de cada uno. Una inflación que come, en su gran mayoría, los aumentos brindados en paritarias (logro de Néstor Kirchner), y no permite un avance en los ingresos de los trabajadores, con estrecha capacidad de ahorro y escasísimas posibilidades, en los sectores jóvenes, de llegar a la vivienda propia. La política de transporte tiene resultados: 51 muertos en la tragedia de Once. Jaime y Schiavi. La desidia del Estado, más la complicidad de aberrantes empresarios, deseosos de exprimir hasta la última gota de sangre, nos trajo la suma de cuerpos apilados, asfixiados. Inocentes. Corrupción sí las hay. De abajo hacia arriba o viceversa, no importa mucho, lo que sí es que está, y mucho antes de que Lanata se hiciera el paladín de la Justicia. Papel que no le creemos, también es cierto.
Siempre hay que sacar un poco la nariz del plato, estos 10 años también encontraron una economía mundial que se desbarrancó en 2008 y todavía no encuentra respuestas fehacientes, más allá de las recetas de ajuste al gasto público, flexibilización laboral, el verso que azotó Argentina con palabras del FMI, esa maldita palabra saldada del vocabulario argentino tras el pago realizado por Néstor Kirchner en 2005. Un acierto por dónde se lo mire. La economía se resuelve, bien o mal, acá y no aguardaremos la entrada de salvadores como en otros tiempos, cual Colón llegando en carabelas. Los trapitos, en casa. En un contexto adverso, y mediante la globalización extrema, las economías se interrelacionan de forma naturalizada y la crisis que es de allá, trae resabios para estos lados. El gobierno, durante todo este tiempo, entendió que el consumo era fundamental para capear este tipo de situaciones e incentivó con dinero fresco. Evitó devaluaciones sugeridas por voces nefastas de otros tiempos y enfrenta un escenario local y global con muchas complejidades de acá a 2015.
10 años han pasado. La llegada en ese tumultuoso 2003, en un país a la deriva, encontró a Kirchner en el único actor político, luego a su esposa, adquiriendo en exclusividad el peso de la escena pública. Tomarlo o dejarlo, admiradores y detractores contemplaran este tiempo político de una manera disímil, habrá mucho de verdad, también de mentira. Finalmente es Argentina.
1 comentarios:
Gran trabajo el que os compartes, todo un gusto visitarte.
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