4 meses, el mismo problema, distintas causas

• Falta de gol. Simeone prueba y prueba y sigue sin encontrar la dupla atacante ideal que consiga eficacia cuando tiene chances de gol. Falcao, Salcedo, Rios y Rosales se han intercambiado en los diferentes partidos sin suerte alguna. Solamente el recientemente incorporado Abreu, quien solamente se desempeña en el único objetivo que le queda a River en este semestre, la Copa Sudamericana, aparece como la única solución ofensiva. Demasiado poco.
  

• Cambia todo cambia. Simeone no encuentra el equipo. Mete, saca, redobla, cambia esquemas, pone juveniles, grita y hasta quiere meterse en la cancha. No alcanza. Esto de no hilvanar un once titular regular medianamente a corto plazo produce el efecto de que cada futbolista observe de que su presencia en el campo de juego depende de la actuación coyuntural que tuvo el partido anterior.
  

• Más que refuerzos, suplentes. Robert Flores, Martín Galmarini, Facundo Quiroga y Santiago Salcedo llegaron con la suficiente impronta para destacarse en el Millonario aunque con el correr del semestre dejaron un debe que inexorablemente lo siente el equipo. El uruguayo Flores, quien llegó como gran promesa del Villarreal nunca pudo encontrar su ubicación ideal entre los once y fue uno de los primeros borrados por el entrenador. Caso semejante el de Galmarini, de buenas referencias en su paso anterior por Tigre, otro futbolista que no desplegó el nivel interesante que tuvo en el Matador y que ha sido condenado a sentarse en el banco de suplentes. La defensa de River jamás fue un cerrojo inexpugnable ni durante el campeonato pasado. Por eso, la presencia de Facundo Quiroga ameritaba un signo de satisfacción, ya que se pregonaba que la llegada del ex Wolfsburgo solucionaría los desacoples en la zona de atrás. Nada de eso pasó. Quiroga no vino en su mejor plenitud física y corrió con desventajas a comparación con sus compañeros. Hoy perdió su lugar, mientras prepara su condición futbolística para el próximo año. Salcedo, fue sin dudas, la novela del invierno. Vino a reemplazar a Abreu y se encontró con un equipo que no utilizaba la voracidad que el guaraní tiene en el área y esto se reflejó en su rendimiento, opaco y a años luz de aquél certero punta que pasó por Rosario.
  

• Ortega, un fantasma. La figura del jujeño siempre revolotea por los amplios pasillos del Monumental. Su salida apaciguó el controvertido clima que se había generado entre los líderes del plantel y que le permitió a Simeone seguir con la muñeca firme para seguir tomando decisiones. Paradoja del fútbol, el Cholo no encontró un reemplazante ideal para el Burrito. Buonanotte se siente solo en su función de creador y tuvo que recurrir al juvenil Mauro Díaz para ayudarlo. Hasta ahora esa fórmula no cerró.

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