Demasiado Ego (por duplicado)

Miro alrededor y noto como si nada hubiese cambiado. Que está el mismo protagonista, que existen las mismas palabras, su tono se mantiene inerte y el destino de sus palabras tiene un solo fin: decir adiós a la selección. Lo ocurrido ayer a la noche no tiene diferencias desde aquél pronunciamiento en España, donde frases más frases menos Román argumentaba un problema de índole familiar para abandonar el barco del combinado nacional. Esta realidad tiene tintes similares aunque con ribetes variados ya que el enemigo no es más la opinión pública que fustigaba a Riquelme consumado el Mundial de Alemania sino nada más y nada menos que Diego Maradona, el entrenador de Argentina.

Las palabras del estratega de Boca fueron claras y terminantes: "El técnico no tiene los mismos códigos que yo y el tampoco los míos” . Si hay un retazo de posible conciliación entre las partes, claramente estos conceptos destierran cualquier posibilidad de solución. El tan mentado tema de los códigos aparece entremezclado y sabemos muy bien que Diego no olvida esta clase de declaraciones, que ponen en tela de juicio su honorabilidad. Sin embargo, lo vertido por el futbolista no terminó ahí. "No coincido en nada con el técnico. No podemos trabajar juntos. Me entero más las cosas por la radio y por la tele y no porque me llaman a mi”. Aquí sale a la luz las declaraciones del técnico en el programa Gol de Medianoche, quien consideró que con este nivel el futbolista de Boca no iba a ser citado y que hoy por hoy no podía sacarse a un hombre de encima. Esto molestó de sobremanera a la otra parte, que ya había soportado el desplante propinado por el cuerpo técnico en el partido ante Francia, donde supuestamente estaba confirmada su presencia pero finalmente se enteró por la radio de boca del manager Carlos Bilardo que no iba a ser de la partida. Riquelme no entiende porque Maradona no le explicó cara a cara estos argumentos y sí en cambio prefirió ventilarlo hacia los medios.

El semblante de Román ante las cámaras de Telenoche no era el mejor. Se lo notaba angustiado, con la voz entrecortada y con una profunda desazón. Sabe que con esta determinación, sus tiempos en la selección llegaron a su fin. No habrá Mundial, por ende no habrá revancha de lo acaecido en 2006 y solamente tendrá en su cabeza su participación con la camiseta de Boca. Sus últimos dichos simplifican lo dicho: "La Selección es una etapa terminada para mí”. Miro alrededor, aparecen por doquier las repercusiones mediáticas y todo se transforma en lo mismo de siempre. Es verdad, nada ha cambiado.