
Marcelo Salas le dijo adiós al fútbol. Las lesiones musculares pudieron más y finalmente el chileno colgó definitivamente los botines. Siempre resulta bastante elocuente contemplar el retiro de algunos futbolistas, los mismos que por cuestiones de edad pudimos disfrutarlo en su máximo plenitud, ese Salas que maravilló a propios y extraños en su primer paso por River, que también demostró su cuantiosa calidad en su periplo por el exigente fútbol italiano, sumado a convertirse junto a Iván Zamorano en los emblemas por excelencia de la selección de Chile.
Salas ha tenido dos caras o facetas en su etapa futbolística. La primera se basa exclusivamente en lo expresado anteriormente; épocas de glorias, títulos y el certificado a convertirse en uno de los mejores atacantes de Sudamérica en toda la historia. Pero no obstante, coexistieron en él las tan mentadas lesiones que lo alejaron de su máximo nivel futbolístico. Su fatídica segunda etapa en el Millonario, jamás encontrando solución a las innumerables desgarros y su última e irregular experiencia en la Universidad de Chile, club en que es considerado como el máximo ídolo, denotaron una realidad tan palpable y cierta: Marcelo Salas ya no era el mismo.
Sin embargo, el tiempo borrará lo último. Y cuando se hable de ese futbolista que nació en Temuco y que debutó con la U de Chile allá por el año 1993 se quedarán en nuestras retinas las imágenes del gran Matador en su plenitud. Martín Sachella, creador del blog Noti River y colaborador de River es Mundial, aporta lo suyo desde su mirada de hincha: "Se me viene a la cabeza los goles a Vélez en el tricampeonato. Guardado en mi memoria estará el relato: SALAS Y RIVER CAMPEON SALAS Y RIVER CAMPEON RIVER CAMPEON RIVER CAMPEONNNNNNNNN. Gracias Chileno!".