Diego Simeone no encuentra respuestas a un acertijo llamado San Lorenzo. Efusivo, frenético, al borde del colapso emocional, el entrenador cambia barajas fecha tras fecha sin consolidar un rendimiento al menos presentable. Lo sucedido ante Arsenal, y tal cual se viene repitiendo sistemáticamente en este Clausura, dan la pauta de un equipo que pena por las canchas sea quien sea los nombres que surjan en el verde césped.
Un mensaje que desde el cuerpo técnico no llega a los protagonistas, creyentes (todavía) en el trabajo semanal pero sin respuestas a la hora de la verdad. Tanta plasticidad táctica en Simeone provoca un desequilibrio en el que ya no se distingue quién juega de qué. Confusión es la palabra clave para entender lo que pasa por Boedo.
Las aristas futbolísticas penden de un hilo. Leandro Romagnoli en un nivel bajísimo, intentando recuperar la forma física y por sobre todo la capacidad de juego; Juan Manuel Torres, el motor en el mediocampo, volviendo a Primera luego de un desgarro que lo marginó durante la mitad del torneo; Juan Carlos Menseguez en una situación similar a la del Chaco; la lesión en el talón de aquiles de Gastón Aguirre; las expulsiones cotidianas de Jonathan Bottinelli y una promoción de juveniles (Reynoso, Juárez, Iribarren, Meza, Kannemann) surgida gracias al buen laburo del Guly en la Reserva, que ante tanto cambio no encontró la regularidad necesaria.
11 puntos sobre 33 en juego, la paciencia de los hinchas colapsada pidiendo a gritos la renuncia del técnico y los dirigentes sosteniéndolo ya no por convicción propia sino para no pagarle lo que le resta del contrato. Así anda San Lorenzo en estos días, cuarto mirando la tabla desde atrás, muy distantes a los objetivos que su gente e historia requiere.
Alejados los tiempos de Tinelli y el grupo inversor, de los Bergessio, D´alessandro, Solari, Placente, Barrientos, Santana y tantos otros, San Lorenzo debió ajustar los cinturones en materia presupuestaria e inevitablemente los resultados empezaron a flaquear. Simeone, amigo personal de Tinelli, pieza clave para su llegada al Ciclón, habrá soñado con otro equipo, con otra calidad técnica en el plantel, a fin de cuentas otro San Lorenzo, distinto al que le toca conducir.
Un mensaje que desde el cuerpo técnico no llega a los protagonistas, creyentes (todavía) en el trabajo semanal pero sin respuestas a la hora de la verdad. Tanta plasticidad táctica en Simeone provoca un desequilibrio en el que ya no se distingue quién juega de qué. Confusión es la palabra clave para entender lo que pasa por Boedo.
Las aristas futbolísticas penden de un hilo. Leandro Romagnoli en un nivel bajísimo, intentando recuperar la forma física y por sobre todo la capacidad de juego; Juan Manuel Torres, el motor en el mediocampo, volviendo a Primera luego de un desgarro que lo marginó durante la mitad del torneo; Juan Carlos Menseguez en una situación similar a la del Chaco; la lesión en el talón de aquiles de Gastón Aguirre; las expulsiones cotidianas de Jonathan Bottinelli y una promoción de juveniles (Reynoso, Juárez, Iribarren, Meza, Kannemann) surgida gracias al buen laburo del Guly en la Reserva, que ante tanto cambio no encontró la regularidad necesaria.
11 puntos sobre 33 en juego, la paciencia de los hinchas colapsada pidiendo a gritos la renuncia del técnico y los dirigentes sosteniéndolo ya no por convicción propia sino para no pagarle lo que le resta del contrato. Así anda San Lorenzo en estos días, cuarto mirando la tabla desde atrás, muy distantes a los objetivos que su gente e historia requiere.
Alejados los tiempos de Tinelli y el grupo inversor, de los Bergessio, D´alessandro, Solari, Placente, Barrientos, Santana y tantos otros, San Lorenzo debió ajustar los cinturones en materia presupuestaria e inevitablemente los resultados empezaron a flaquear. Simeone, amigo personal de Tinelli, pieza clave para su llegada al Ciclón, habrá soñado con otro equipo, con otra calidad técnica en el plantel, a fin de cuentas otro San Lorenzo, distinto al que le toca conducir.
5 comentarios:
No le encuentra la vuelta.
El Cholo reconoció que se encuentra en su "peor momento desde que es entrenador".
Todos los entrenadores pasan por estos momentos. Así se curte y se aprende. Un mister aprende más en los malos momentos que en los buenos. Siempre Cholo. un abrazo.
Se tiene que ir, SL no juega a nada
Más allá del plantel, sigo sin entender a que juega el Cholo.
Si, comparto, parece que va Lavolpe
Publicar un comentario