Busquen al que tiró el hielo...

No pudo ser. Quedó plasmada esa sensación de que la serie la perdió en la cancha de Racing. Boca no pudo cumplir con una nueva hazaña y quedó eliminado de la Copa Libertadores luego de perder ante Fluminense, en el Maracaná, por 3-1. Los dirigidos por Carlos Ischia fueron netamente superiores a lo largo de los 90 minutos pero no tuvieron la eficacia necesaria para concretar las cuantiosas chances de gol que tuvo. Apareció esa mística copera que siempre se impregna en la camiseta xeneize, aunque la que no dije presente en esta cita fue la suerte. Como bien dijo Enrique Macaya Márquez en la transmisión televisiva, ganó en todos lados menos en los arcos. Pura verdad.

De forma realmente inesperada por quien escribe estas líneas, el primer tiempo mostró a un Flu timorato que se resguardó desde el arranque en su propio campo para cuidar el resultado, ya que el empate sin goles los clasificaba para la final. Por su parte, Boca aprovechó que los brasileños jugaron con un solo delantero y aprovechó a los laterales quienes no pararon de enviarle centros a Martín Palermo, quien estuvo errático en el inicio.

El complemento trajo los goles. Boca se puso en ventaja con un cabezazo de Palermo tras un brillante centro de Jesús Dátolo, otro valor fundamental en este certamente para el conjunto argentino. Parecía que la final era otra vez pertenencia de Boca. No obstante, la alegría duró muy poco, ya que rápidamente el local logró la igualdad con un estupendo tiro libre de Washington. 1 a 1 y el visitante seguía insistiendo pero finalmente Fluminense alcanzó el segundo gol con una carambola que llegó después del disparo del argentino Darío Conca (justo un ex River...)

Ahí se terminó el partido. Algunas chances aisladas para Boca, pero la fiesta brasileña había arrancado. Lujos, toques y una hinchada que deliraba por la posibilidad concreta de llegar por primera vez a una final de Copa Libertadores. El equipo argentino caía de pie en el mítico Maracaná. Con el tiempo cumplido, Dodó, tras un grave error de Rodrigo Palacio, puso la frutilla del postre y sentenció el partido. Fluminense representa a un conjunto que no tiene personalidad ganadora, ni rigidez táctica y amor propio, pero son brasileños y cuando quieren te pintan la cara. Ni la historia de Boca pudo con eso...