Encima que te traemos veinte refuerzos...

Se percibía hace tiempo. La presencia de Claudio Ubeda en el banco de Huracán dependía simplemente de un hilo. Ese mismo que se cortó tras la derrota del viernes en Jujuy ante Gimnasia y Esgrima por 4 a 3 y que ubicó al Globo en la última colocación de este Torneo Apertura. El tema ya lo hemos desandado en anteriores oportunidades y volvemos siempre a la misma conclusión: ¿Cómo se puede generar una filosofía de juego cuando se incorporan 16 futbolistas y se alejan de la institución la misma cantidad de valores?

Carlos Babington tendría que comprender que los milagros no existen, y mucho menos en este carnívoro fútbol argentino, que ya no respeta ni los mínimos códigos de respeto hacia el trabajo del otro. Ya en su gestión pasaron tres entrenadores (Mohamed, Ardiles y Úbeda) y a pesar de que en la tabla del promedio respira ciertos aires de tranquilidad, basándose en la última campaña con casi 50 puntos que le otorgan un cierto colchón para no entrar en la desesperación, la realidad de Huracán denota que se vive tapando agujeron sin mirar ni a través de la cerradura algún aspecto a largo plazo.

La entidad de Parque Patricios es un emblema del fútbol argentino. Todavía se sigue recordando ese maravilloso equipo que forjó en el año 1973, uno de los mejores conjuntos que ha regado de fútbol estas canchas. Lamentablemente en la década del 90 hubo diversas conducciones que lo llevaron al borde de la desaparición y que generaron, de manera increíble e imperdonable, que Huracán se instalara en la segunda categoría por un tiempo considerable.

En tiempos de reconstrucción es conveniente que el hincha mire hacia atrás, y que más allá del enojo coyuntural, no permita que continuen este tipo de manejos en el club, resabios de la última década infame. Se fue Úbeda, un entrenador joven que le podía brindar diferentes variantes, y no será fácil encontrarle un reemplazante. ¿Quién se anima a agarrar a un Huracán como éste?