Tristes hombres...

El tema de la discriminación resulta moneda corriente en nuestra sociedad. Negar esta afirmación seria irrisorio desde todo punto de vista y casi infantil. Se palpa en los colegios, en la oficina, en el colectivo y obviamente en la cancha, centro de las descargas de una población que sin dudas no logra madurar y aprender de los viejos errores que tanto dañaron a nuestro país.

Debo admitir que el caso del árbitro Saúl Laverni con Raúl Ulloa, presidente de Gimnasia de Jujuy, finalizado el partido que enfrentó a los de Omar Labruna con Argentinos en el que, según palabras de Ulloa, el juez trató a los futbolistas jujeños de "bolivianos", situación que desató la ira del todo el plantel y en especial de la Comisión Directiva, me genera un rechazo indisimulable teniendo en cuenta que Laverni cuenta con un pasado en el ascenso en que las acusaciones de mal trato a los protagonistas eran de una configuración cotidiana. Siempre será valedero recordar el pasado para poder diferenciar de quién viene el mensaje.

Ulloa, luego de presentar su renuncia a la presidencia, la cual no fue aceptada y que recibió el llamado de Julio Grondona para que abandonara su postura inicial, pidió fervorosamente la destitución del árbitro para los torneos que se jueguen en nuestro país. Lo concreto es que la AFA dictaminó que Laverni sea parado para la próxima fecha y que, hoy por hoy, su futuro no esté dilucidado ni menos resuelto.

Sin embargo, esta difícil situación que pone en peligro la salud de nuestro ya deteriorado fútbol argentino, se le agrega el pedido de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) hacia la FIFA, para que tome cartas en el asunto y ejecute sanciones deportivas y económicas tanto para Ulloa como Laverni por utilizar la palabra “boliviano” en forma peyorativa. El gerente de la FBF, Alberto Lozada, manifestó su repudio por este suceso en una nota que llegó a FIFA y a la AFA. Inmediatamente, Julio Grondona se comunicó con su colega sudamericano para expresarle su pesar por esta dolorosa situación.

Referirnos a esta clase de conceptos en los inicios de un nuevo siglo, ese mismo en el que la discriminación debería ser desterrada en cualquier espectro y sancionada de forma ejemplar en términos penales. No obstante, el hombre se sigue equivocando y diviendiendo a los seres humanos por su color, religión o nacionalidad. Tristes hombres...