Acá estoy...

En tiempos donde el ajetreo estudiantil se plasma de modo concreto en las obligaciones diarias de cada uno, un sábado para comentar un poco la realidad deportiva del fin de semana no viene nada mal. En este caso hablaremos de la actualidad de San Lorenzo, el conjunto dirigido por Miguel Angel Russo, que ayer venció de forma contundente a Colón por 3 a 0 y se erige como uno de los candidatos, junto a Boca y Vélez, para quedarse con el Torneo Apertura 2008.

Es válido preguntarse qué se modificó desde la salida como técnico de Ramón Díaz, con un plantel dividido por doquier y una relación tirante con la hinchada tras la dolorosa eliminación de la Copa Libertadores ante Liga por los cuartos de final, hasta llegar a esta realidad que lo ubica como líder del campeonato con 16 puntos a expensas de lo que suceda con Boca que adeuda dos partidos. Este interrogante puede ser respondido por la capacidad del cuerpo técnico de abocarse plenamente al trabajo y dejar el juego dialéctico (en ciertos casos con brillantes resultados, en otros no tanto...) que habitó Boedo durante el último año.

Russo agarró Vélez cuando la hinchada castigaba a un plantel que había perdido el campeonato en la última fecha y lo sacó campeón poco tiempo después. Idéntica situación en Boca, tras el opaco periplo de Ricardo La Volpe con pérdida del tricampeonato incluido, pudo rearmar al grupo y consagrarlo en la Copa Libertadores. Ahora le llegaba en su manos este San Lorenzo a los tumbos, y lentamente y por sobre todo sin estridencias, lo coloca en la cima del Apertura, mostrando un fútbol moderno, de presión y con respeto a la pelota sobre el suelo.

Después habrá que referirse a los Ledesma, González, Bergessio, Aguirre, Barrientos, Torres, Silvera y la recuperación futbolística de Santiago Solari, los cuales, tras un gris arranque con eliminación incluida en la Sudamericana, comprendieron el guión del entrenador y lo ejecutan del mejor modo. Argumentos sólidos para que el Cuervo vuele alto en este certamen y empiece a recuperar el terreno que perdió en el último semestre.