A no confiarse...

Nadal no viene. Tema del día que ha saturado los diferentes espacios mediáticos, en los cuales se han encontrado indicios, con alguna dosis de verdad vale aclarar, de que con esta baja sensible que tiene España de cara a la final los papeles para Argentina se resuelven fácilmente. Es loable aceptar que los de Sánchez Vicario pierden a su arma más mortífera, a un jugador que se adapta a cualquier superficie que le pongan, siendo más específico pierde al Nº 1 del mundo. Con ese dato basta y sobra. No obstante, tengo que discrepar con esa noción trasladada y fomentada en los medios de que salvo un milagro no existe razón para que Argentina pierda la Ensaladera de Plata.

España en estos últimos años ha mostrado innumerables tenistas con enorme capacidad técnica y por sobre todo con el plus de garra necesario que hace falta en las grandes citas. David Ferrer, más allá de sus lagunas marcadas que tiene en algunos pasajes del juego, posee condiciones de sobra para pelearle de igual a igual ante cualquiera adversario. Idénticos casos son los de Fernando Verdasco, Feliciano López y Marcel Granollers, quienes mantuvieron una regularidad interesante a lo largo de la temporada y son una opción más que potable para el entrenador.

Los europeos se diferencian de los nuestros en términos de cantidad de variantes. Mancini sabe que morirá con Nalbandian y Del Potro en singles y alguna modificación el día sábado. Más que eso no cambiará. En cambio, el entrenador español se puede dar el lujo de modificar algún jugador si la mano viene torcida.

Repito, la ausencia de Nadal es lo mejor que le pudo pasar a David y cía. Pero no demos por vencido a este dificilísimo conjunto español. Quieren dar el batacazo de vencer sin la presencia de su referente. Y a eso hay que tenerle cuidado.