¿Para qué lado vamos a jugar?

La discriminación es un flagelo que abarca a las diferentes capas de la sociedad argentina, y que en este 2008 en especial tuvo su epicentro en Europa, con gobiernos que netamente han ejercido un corte racista en términos de inmigración. Italia es un cabal ejemplo de lo que planteo, con un perseguimiento voraz monitoreado y aplaudido por la derecha hacia los gitanos. Sin inmiscuirnos en otros temas de rasgos políticos, se debe admitir de modo lógico, que el fútbol se ubica insoslayadamente en cualquier estratificación social.

Siguiendo esta corriente me pareció válido indicar un estudio realizado por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), en el que participaron 45 estudiantes de periodismo deportivo, el cual demostró que uno de cada tres cánticos que propinan las hinchadas de fútbol en argentina tienen esencia discriminatoria. Dicho estudio es el resultado de un seguimiento que se realizó entre noviembre y diciembre en diferentes estadios del fútbol argentino.

Además remarcó otras particularidades: en primer lugar, si el equipo está ganando o se encuentra bien en el campeonato, las ofensas aumentan; luego la parcialidad local tiende a realizar cantos más ofensivos que los visitantes y se produce un fenómeno sorprendente, donde es mayor la discriminación individual que la colectiva. En síntesis, hay supremacía de actos discriminatorios ejercidos hacia árbitros, jugadores o entrenadores.

Estas cifras verdaderamente sufrirán un revés cuando la educación argentina resucite del pozo crónica en la que se ha insertado, fruto de gobiernos corruptos que consideraron la mejor arma de dominación oprimir al pueblo consolidando la idea de la escuela como shoppings. Esos mismos que hoy se vanaglorian de ser progresistas. Parece una verdad de Perogrullo, pero el fútbol es un fiel reflejo de la sociedad. Entonces este estudio no debe sorprender a nadie. Pero sí hacernos pensar.