El retorno del público visitante al Ascenso vuelve a ubicar a la AFA en el ojo de la tormenta. 4 años, una desidia marcada, donde los dirigentes descansaron en la premisa que todo se mantendría igual. No, descendió River, apareció el público "neutral" y Grondona estuvo entre la espada y la pared. Previa charla personal en la Rosada y lo conocido. Por el momento, esta resolución se aplicaría sólo en el Torneo Nacional, con un ingrediente particular: el club que no pueda darle lugar a los hinchas visitantes, perdería localía. Atlanta, Ferro, Deportivo Merlo y Chacarita son ejemplos de esta situación. Esta última institución, todavía permanece construyendo su estadio.
Estas resoluciones van de la mano por la mera coyuntura, no existió desde 2007, una planificación de cómo tratar de solucionar los distintos actos de violencia ejercidos en las categorías menores del fútbol argentino. Sucedió lo más simple, cerramos con candados la tribuna visitante y listo. Así transcurrió el tiempo, nos lavamos las manos aquí y allá y los índices de incidentes, por lógica propia, descendieron. Sin público visitante, el costo de los operativos policiales también se redujo bruscamente para el beneplácito de las economías de los clubes.
Partamos de una premisa, jamás podríamos estar de acuerdo con que los visitantes no concurran a los estadios. El Estado debe brindar los mecanismos necesarios para la seguridad de cada uno de los simpatizantes, sean del color que sean. Bien, ahora con esta reformulación, tan voraz y escasamente organizada, tampoco podemos asentir con la cabeza. Se ejecutan políticas de un día para el otro y los resultados, cuando la cosa empieza así, terminarán sin los resultados esperados.
Partamos de una premisa, jamás podríamos estar de acuerdo con que los visitantes no concurran a los estadios. El Estado debe brindar los mecanismos necesarios para la seguridad de cada uno de los simpatizantes, sean del color que sean. Bien, ahora con esta reformulación, tan voraz y escasamente organizada, tampoco podemos asentir con la cabeza. Se ejecutan políticas de un día para el otro y los resultados, cuando la cosa empieza así, terminarán sin los resultados esperados.
En lo repentino, con lo sucedido en Mendoza, Julio Grondona tomó otra decisión apresurada, cegado en su batalla con Daniel Vila, para marcar la cancha. Los dirigentes del Ascenso ubicados en una encrucijada inesperada, algunos no pueden cumplir los requisitos que pide el Comité de Seguridad, desde infraestructura (Chacarita), iluminación (caso Guillermo Brown de Puerto Madryn), internas (Deportivo Merlo y dos tribunas para distintas facciones de la barra), otros hacen cuentas para ver cómo repercute la nueva medida en sus cuentas, se mueven al compás de lo que en un rato se define en Viamonte.
¿Qué se hizo hasta ahora para solucionar la violencia? Nada. Un candado y fin de la historia. Ahora hay que abrirlos sin ninguna modificación desde aquella trágica Promoción entre Nueva Chicago y Tigre. Pasen y vean, el circo en su plenitud.
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