"Yo voy a hacer lo mismo que hago desde los nueve años, jugar al fútbol". Palabras sencillas, ésas que representan la personalidad de este jugador, hablamos de Javier Pastore (22), flamante refuerzo del Paris Saint Germain en una cifra cercana a los 42 millones de euros (60 millones de dólares), la más elevada que se conoce en el fútbol de Francia. Por eso extraje esta declaración, hasta inocente, en un mercado que satura de dólares, de un chico que sabe perfectamente la responsabilidad que recaerá en él pero decide sostener en la premisa con la cual se aferró desde siempre, agarrar la pelota, frente en alto y jugar, allí está el secreto de esto.
La temporada pasada dio como resultado que las capacidades de Pastore exigían un cambio cualitativo. Su rendimiento en Palermo fue sobresaliente, en un conjunto plagado de buenas intenciones pero sin la fineza que han implementado otras instituciones, con un mayor caudal técnico de sus intérpretes. Barcelona, Real Madrid y Chelsea preguntaron condiciones. Gigantes, colosos, la meca de Europa. Sin embargo, la billetera cargada vino de París, el famoso PSG de otras épocas pero que en los últimos tiempos deambula en la mediocridad de la Ligue 1. Desde 1994 no gana el campeonato local y su última clasificación para la Champions League data de hace siete años.
En Francia no encontrará un nivel con mayor exigencia, al contrario, aquí prima un contexto económico anormal para este fútbol, sorprendido por la llegada de inversionistas qataríes, cuyo capital hicieron desembarcar en uno de los clubes con mayor convocatoria en Francia y mediante 116 millones de dólares en incorporaciones, incluido Pastore, relanzar las aspiraciones de este equipo dirigido por Antoine Kombouare. El delantero Kevin Gameiro, el talentoso Jeremy Menez y el mediocampista central Blaise Matuidi fueron otros refuerzos de calidad probada que arribaron a la capital francesa. Estos tres debutaron el sábado en la derrota como local ante Lorient por 1 a 0.
En Francia no encontrará un nivel con mayor exigencia, al contrario, aquí prima un contexto económico anormal para este fútbol, sorprendido por la llegada de inversionistas qataríes, cuyo capital hicieron desembarcar en uno de los clubes con mayor convocatoria en Francia y mediante 116 millones de dólares en incorporaciones, incluido Pastore, relanzar las aspiraciones de este equipo dirigido por Antoine Kombouare. El delantero Kevin Gameiro, el talentoso Jeremy Menez y el mediocampista central Blaise Matuidi fueron otros refuerzos de calidad probada que arribaron a la capital francesa. Estos tres debutaron el sábado en la derrota como local ante Lorient por 1 a 0.
Bien sabemos que la plata en exceso no decanta en la constitución de grandes equipos. El ejemplo Manchester City sale instantáneamente. PSG deberá reconstituir los tejidos institucionales, darle un período lógico para cimentar las bases con el propósito de volver a ser ese gran once que tuvo en otras épocas, ya lejanas. La gran pregunta es si estos muchachos de Qatar entenderán esta complejidad o seguirán gastando y gastando, renovando planteles por vicio. Si es esto último, el fracaso estará cerca, muy cerca.
En ser el principal conductor de este proceso de renovación sea quizás un aspecto por el cual el argentino pueda crecer profesionalmente. Lo ideal hubiese sido otro destino, Inglaterra, España o la misma Italia, sitios que exigen continuamente, que elevan la vara fecha tras fecha. Pero la oferta irrechazable llegó de otras coordenadas y la aceptación era lógica, quién no lo haría.
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1 comentarios:
Puede ser que la decisión sea errónea desde el lado deportivo, pero así y todo sigue en Europa, hubo casos peores como cuando Mauro Zarate se fue a Asia, ahí directamente dejaba el fútbol de elite.
http://blaugranatv.blogspot.com
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