Nos volveremos a ver. De vuelta, cara a cara, por una Ensaladera en juego. Argentina y España, algunas heridas abiertas tras esa finalísima en Mar del Plata en 2008, que dio tanta tela para cortar, se medirán nuevamente del 2 a 4 de diciembre para definir quién será el campeón de la Copa Davis. ¿Cómo se llegó a la definición? La victoria ante Serbia durante el fin de semana se sigue celebrando. Primero por el rival, duro, como visitante, con la yapa de enfrentarse nada menos a Novak Djokovic, el invencible de 2011, número 1 del ranking ATP. Todo fue perfecto. Un viernes demoledor, sin Nole con algunas molestias físicas que se acrecentarían hasta el desgarro que sufrió ante Juan Martín Del Potro en la primera serie del domingo.
David liquidó sin atenuantes ante al siempre difícil Troicki, dando la pauta por innumerable vez que si la Copa Davis fuera anual, estaría en el podio de los mejores, junto a Nadal, Djokovic y hasta ahí Federer. Se transforma, se alejan los problemas físicos con los que carga cotidianamente y expresa su mejor versión: sólido, inteligente, vivo para entender ciertos movimientos, con golpes dañinos, un manual de cómo desempeñarse en esta clase de partidos. Delpo también hizo lo suyo, sacó de la cancha al también complejo Tipsarevic con lo mejor de su repertorio, un primer saque descomunal que desquebrajó cualquier tipo de resistencia por parte del serbio, quien tampoco pudo mantener en plenitud su saque debido a la suficiencia notoria del tandilense en hacerlo correr de un lado para el otro, forzando sistemáticamente su tiro y así reducir su eficacia. Dejando de lado los rankings, tanto David como Juan Martín superaron a sus rivales desde el principio, concentrados hasta la médula y comprendiendo de modo fehaciente la importancia que requería el partido.
El sábado, el dobles poco pudo hacer. Argentina sufre la ausencia de una estirpe de doblistas que pueda salvarlo en distintas situaciones. No hay material y a partir de ahí se empieza a ordenar un rompecabezas que nunca termina de salir bien. Serbia aprovechó su experiencia con Zimonjic y Troicki para vencer sin miramientos a la dupla compuesta por Mónaco y Juan Ignacio Chela. Esperable por dónde se lo mire. El domingo era la gran cita, y vaya si lo fue. Para jugar ante un número 1, lesionado y todo, tenés que jugar perfecto. Y Juan Martín Del Potro vaya si lo hizo. Saque descomunal, preciso, potente y la utilización de diferentes golpes para empezar a cansar la carrocería de Djokovic, visiblemente ofuscado por no mantener una estabilidad en su estado físico tras la gloria en el US Open. Palo y palo mientras el serbio seguía sin responder en plenitud a los embates del argentino, bien parado y manejando la partida a piacere, sintiéndose tan cómodo como pocas veces lo vimos en esta temporada. Primer set adentro y el segundo ya se veía venir la resolución final, Nole en el piso, tirado, mostrando señas de un dolor que lo imposibilitaría continuar. Así fue. El festejo, celeste y blanco.
A España, por favor evitemos las rispideces en el grupo, pensemos en el único objetivo, es cierto vamos de punto pero por qué no soñar, que tenemos una nueva oportunidad histórica por delante.
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1 comentarios:
Veo favorita a España pro dos motivos: se juega en tierra y juega Nadal.
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