Es un afano...

Bolívar le ganó un verdadero partidazo a Gigantes del Sur en el estadio Ruca Ché y conquistó en forma invicta el tercer título de su historia de la Liga Argentina de Voleibol. Así, cerró un torneo del cual fue dueño de principio a fin. En Neuquén, el equipo que conduce Javier Weber se impuso 3-2, con parciales de 25-18, 25-20, 21-25, 26-28 y 27-25. El encuentro fue tan parejo y cambiante que el tie break tuvo una extensión similar a un set. Gigantes lo pudo haber ganado, pero en los momentos clave apareció la jerarquía individual de Las Aguilas y el título quedó para el club de Marcelo Tinelli. El Cabezón presenció el partido en una de las plateas del Ruca Ché y lo siguió con mucho nerviosismo. Cuando su equipo logró el punto que le dio el campeonato, saltó a la cancha y se sumó al festejo de los jugadores y el cuerpo técnico. De la mano de Weber, quien reemplazó a Daniel Castellani en junio de 2006, Bolívar se convirtió en el primer club que gana la Liga de manera invicta: jugó 31 partidos y los ganó todos. En cinco años de vida, logró tres títulos (fue bicampeón en 2003 y 2004) y se transformó en un referente del voleibol argentino. El plantel de Las Aguilas reúne figuras como Pablo Meana, Alejandro Spajic, Badá, Wallace, Gabriel Arroyo y promesas que ya son realidad como Guillermo García y Luciano De Cecco.

Explicar el rendimiento de Bolívar en este Liga Argentina es una tarea muy sencilla. El vóley es un deporte mucho más racional que algunos otros, lo que ocasiona que si tenés el mejor plantel, y por ende con más calidad, se vuelve una utopía que pierdas el título. Obviamente no pasó. Jugar 31 partidos y ganarlos todos, es síntoma de que desde el arranque del torneo hasta esta final, no tuviste ningún rival de peso. El aporte de Marcelo Tinelli en esta causa llamada Bolívar tiene mucho que ver con todo esto, ya que invirtió en jugadores de roce internacional como Badá, Spajic y Wallace, este último con unas cualidades técnicas que pocas veces se vieron en este país. El conductor televisivo apostó fuerte y le salió bien. Como casi siempre. Lo importante a partir de ahora es buscar la tan anhelada competitividad que provocará que el certámen se vuelva mucho más divertido para todos y lograr que el vóley se establezca de una vez y para siempre en el país.