Empieza la NBA. El show, las volcadas, los partidos durante todos los días, la actuación de los argentinos y muchas cosas más. Esta temporada todos los ojos estarán puestos en un equipo: Miami Heat. La contratación de LeBron James, en el podio de mejores jugadores de EEUU, la llegada del ala-pivot Chris Bosch, otro crack que llegó desde Toronto y la permanencia de Dwayne Wade le otorgan, sin pensar, la chapa de único candidatazo a quedarse con el anillo.
Detrás de todo, lógicamente, existe una gran apuesta por esta trilogía, dotada de juventud, talento, garra y sobre todo marketing, algo esencial para comprender a lo que rodea la liga más importante del mundo en materia básquet. Ojo, saldrá ego desde todas las vertientes del vestuarios. Ése será el gran desafío del entrenador Erick Spoelstra: mantener a todos con la actitud en alto, espíritu de solidaridad y mano firme si a lo largo de la temporada hay nubarrones. Y mantener arriba al plantel completo, no focalizarse únicamente en las estrellas. No resultará sencillo.
Pero Miami sabe que, más allá de la movida mediática que representó la llegada de estos dos All Star, se quedó con 75 puntos por partido. James 29.7, Wade 26.6 y Bosch cercano a los 20 puntos. Categórico e impetuoso.
El propósito será desbancar primero el poderío de Boston (Kevin Garnett, Ray Allen, Jermaine O’Neal, Paul Pierce y Rajon Rondo y la llegada de Shaquille O`Neal) en la Conferencia Este para luego pelearle mano a mano el cetro de la NBA a los Lakers de Bryant, Gasol, Artest y cía, siempre candidatos, un quinteto que con el correr de los partidos y bajo el paraguas del gran Kobe, se desenvuelve en forma óptima, saliente, sacando la tarjeta de presentación de pasadas campañas, una chapa bien ganada. Arranca la magia de la NBA. Pensando en LeBron, Wade y Bosch, nunca mejor dicho.
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