Se cansó y se fue

Antonio Mohamed se reunió este mediodia con el presidente Carlos Babington y le comunicó que no seguirá dirigiendo al plantel profesional del club Huracán. El Turco no dirigió esta mañana el entrenamiento del equipo en la Quemita, en el Bajo Flores."Yo lo dije en la semana antes del partido en Rosario. Acá hay una política barata donde todos se pelean entre ellos y esto recae sobre el rendimiento de los jugadores. Es una decisión tomada. Le pido perdón a los hinchas y a mi familia. Esta situación me duele mucho. Me voy del lugar donde siempre quise estar. Volveré con mucho amor como siempre", sentenció el DT. Las causas para que el DT tomara esta drástica determinación son varias: la falta de disponibilidad del plantel para trabajar con pelotas nuevas, el mal estado del campo de juego del Tomás Ducó y el atraso en los suelos de los jugadores -recién cobraron el mes de junio-. "Lo más difícil fue comunicárselo a los jugadores. Quedaron shokeados. Con (Carlos, el presidente) Babington hablé sólo dos minutos y me dijo que respetaba mi posición. Quizás una persona de afuera, que no conoce el club, puede hacer algo más. Pero yo conozco bien el club desde adentro y sé lo que pasa. Yo soy entrenador y con todos los problemas que hay no puedo pensar sólo en eso", resumió. Roberto Saporiti es uno de los candidatos que surgió para reemplazarlo.

Ya ser técnico en nuestro país no es una tarea para cualquiera, debido a lo ultraconocido de que los proyectos no se respetan, a que si perdés tres partidos seguidos tenés que huir del estadio custodiado por decenas de policías, a que seas víctima de apretadas por parte del círculo delincuente que todos sabemos cómo se llama y quién le da de comer, a fin de cuentas a lo mismo que venimos viendo -y ante la inacción de AFA- desde hace larga data en estas pampas agrestes. Pero que además tengas que pelearte con la dirigencia porque existe mala infraestructura, donde escasean pelotas para practicar, donde los jugadores se duchan en agua fría, sumado a sueldos no pagados en tiempo y forma, es como si los técnicos sufrieran una saturación en masa y decidieran que su ciclo llegó a su fin. A Mohamed le pasó eso. Al fin y al cabo, el Turco -palabras mayores en Parque de los Patricios- se hartó de no ejercer con tranquilidad su tarea, por la cual le pagan y simplemente tiene que realizar. Lisa y llanamente. Por su grandeza, Huracán tiene que estar situado en otra dimensión, la cual sus hinchas pudieran disfrutar de un club ordenado, sin deudas y con una permanencia segura en la máxima categoría. Lástima -cualquier semejanza con el caso rosarino es pura coincidencia- que durante la década nefasta del 90, los dirigentes de aquél entonces lograron herir del muerte al Globo. Ventas nunca claras, donde se dejaron ir a fantásticos jugadores: Daniel Montenegro, Gastón Casas y Sixto Peralta, y en estos tiempos, a Daniel Osvaldo (recientemente transferido por Lecce a la Fiorentina en 6 millones), Mariano Andújar y Pablo Migliore, por citar algunos casos de un club que pasó por desaveniencias varias (dos descensos en menos de 5 años) y una vuelta a la Primera que tardó más de lo que se esperaba. Vaya paradoja, el autor intelectual de esa proeza fue un tal Mohamed. Ese mismo, que un día se cansó y se fue.