Ya no hay vuelta atrás

La relación con los jugadores rota. Su relación con Tinelli deshecha. Los dirigentes le soltaron la mano por primera vez en el año y medio que está al mando del equipo. Una simple ecuación que clarifica porqué Ramón Díaz dejará de ser técnico de San Lorenzo cuando termine el Torneo Clausura, que lo tiene al conjunto de Boedo en la tercera colocación a tres puntos de Estudiantes y River.

En la reunión de ayer entre el presidente del club Rafael Savino y el ex entrenador de River, éste último le pidió que desafecte a buena parte de los líderes de este plantel, entre los que incluía a Agustín Orión, Adrián González, Sebastián Méndez, Santiago Hirsig y Bernardo Romeo, pedido que Savino, con el lógico aval del inversor Marcelo Tinelli, en sí el que toma las decisiones, decidió no aceptar. No le aceptaron el último capricho. De esa forma, se termina el exitoso paso de Ramón, ése mismo que le dio a la institución el Clausura 2007.

Tras un nuevo entrenamiento matutino, el Pelado habló de forma concreta ante los cuantiosos medios de prensa que se situaron en la Ciudad Deportiva. "Le pedí al presidente que me acompañe porque es una de las personas que nos acompañó desde el inicio de este proceso. Vamos a seguir solamente estos tres partidos, por el bien de San Lorenzo y de la gente", aclaró ante la mirada imperturbable de Savino. Además mostró su agradecimiento por el apoyo constante de la gente: "Les quiero agradecer a todos los hinchas de San Lorenzo y pedirles que nos acompañen en estos tres partidos, porque todavía tenemos la posibilidad de conquistar el campeonato. Creo que el equipo tiene grandes chances".

Finalmente los hechos sucedieron de la manera esperada. El plantel, cansado de los divismos de Díaz, se puso en pie de guerra, ya que se lo acusaba injustamente de interesarse solamente por los premios, rumor fomentado por el mismo entorno del cuerpo técnico. Los jugadores admiten que los inconvenientes existían de larga data pero que privilegiaron no hacer ruido teniendo en cuenta los desafíos importantísimos que tenía la institución por delante, sumado al festejo del Centenario.

Se nota a simple vista: desde que salió campeón Ramón se sintió Dios. Tuvo el poder que no había podido lograr desde el arranque. Trajo a sus hijos, que a gusto de quien escribe estas líneas, no estaban, están ni estarán preparados para formar parte de un equipo de primer nivel como San Lorenzo, mientras que pudo ejercer el famoso lema: divide y reinarás. Así el grupo se deshilachó de modo variado. Algunos siguen siendo soldados de Ramón (Tula, Aguirre, Aureliano Torres y Juan Manuel Torres) a pesar de que no tienen una incidencia clave. No obstante, otros se encuentran en la vereda opuesta, tales los casos de Orión, Méndez, Adrián González y Santiago Hirsig. Aunque, estando a tiro en el Clausura, el plantel en su totalidad se juró respeto y poder aunar esfuerzos en pos de conseguir el objetivo local.

Se va Ramón. Quedan lejanos los recuerdos del campeonato, de los tiempos del equipo mancomunado por un objetivo, de los abrazos y el respeto mutuo. Se rompió algo. Y uno de los máximos responsables es Díaz, que comprendió el contexto y dirá adiós apenas termine el torneo. Aunque la culpa no debe recaer en una sola persona. Si se llegó a este límite, la dirigencia tendrá que tomar medidas drásticas que incluya una depuración de futbolistas. Se nota, ya en San Lorenzo no hay vuelta atrás.