La suerte está echada

"Y alguna vez les tenía que tocar" me dice un hombre diminuto sentado frente a la televisión de un bar de la Ciudad a punto de terminarse su vigésimo cigarrillo. "Sí, es verdad" apenas pude acotar ante una charla que desde el vamos era poco propicia para el diálogo. Por lo bajo pienso que tiene razón, que esa cuota de suerte siempre debe permanecer latente para conseguir los grandes objetivos. Pero lo de España en esta Eurocopa es mucho más que mera fortuna: al hablar del campeón del Europa debemos enmarcarlo en un conjunto que cuenta con una de las mejores camadas de futbolistas españoles de los últimos 50 años.

Los libros de fútbol recordarán al equipo de Luis Aragonés como una simbiosis de efectividad y explosión de mitad de cancha para adelante con un David Villa intratable para las defensas rivales, con una filosofía clara de que el balón debe circular por el suelo y no andar yendo y viniendo por el aire. España jugó como nos gusta a la mayoría. Una buena señal ante un juego que ciertamente sigue desoyendo esas premisas claves para constituir un espectáculo vibrante para todos. La mezquindad no ha sido un descriptor en este recorrido español que finalizó ayer con la obtención del título venciendo a Alemania por 1 a 0.

Simplemente quiero destacar a dos futbolistas, aunque seguramente me quedaré corto en la enumeración de cualidades. Me estoy refiriendo a Xavi y Andrés Iniesta. El primero catalogado como el mejor futbolista de la final, ciertamente ha tenido un torneo de ensueño, con un nivel excepcional en todos los partidos y transformándose en la figura destellante de una España que acalló críticas y que hoy se regodea con la gloria. Vaya ese merecido aplauso para el del Barcelona, que demostró estar en la galería de los mejores número cinco que tuvo la historia del fútbol español. El caso de Iniesta ya lo he marcado en otros posteos: si usara vincha, más algún accesorio y tuviera un raid mediático como otras figuras, seguramente sería más valorado de lo que es. Ojalá esta Eurocopa sea el puntapié inicial para el reconocimiento por parte del medio futbolístico hacia este joven de 24 años nacido en Albacete.

Será importante comprender que este país europeo no debe conformarse con este logro y seguir desandando el camino necesario para retomar nuevos desafíos que sumen en títulos la importancia histórica que tuvo, tiene y tendrá España en el fútbol mundial. Talento, sacrificio y experiencia aparecen por doquier en una situación única que debe aprovechar sí o sí. Tal vez le tenía que tocar y el señor del inicio me decía una verdad categórica que tomé sin relevancia. Aunque, por dentro, sabemos que a la suerte se la ayuda. Esos once con camiseta roja pueden dar fe de eso.