
Cuando no se logran resultados siempre pasa lo mismo. En Racing se manifestó de una forma escalonada pero no menos arrolladora. En primer lugar, la venta de Maxi Moralez a Rusia le generó más de un dolor de cabeza para el técnico Gustavo Costas, quien contaba con el exquisito enganche para todo este Apertura. Era la estrella, el que había brillado en el Mundial sub 20. Al poco tiempo, apareció la novela de Hilario Navarro, quien entrenó con Racing, casi firma con River y volvió a Racing. En esta desprolijidad quedó todavía más tirante la relación entre el mandatario de Blanquiceleste Fernando Di Tomasso y el cuerpo técnico. Después, vino la derrota ante San Lorenzo cuando el conjunto académico ganaba por 3 a 0 y que terminó perdiendo vergonzosamente en el segundo tiempo. Consumado eso, la paciencia de la gente empezó a agotarse y a exigir compromiso y ganas con la camiseta. Jamás en el certamen Racing pudo enhebrar una racha de victorias consecutivas que lo hicieran pelear palmo a palmo con los punteros, en un Apertura donde absolutamente cualquier equipo tiene chances, la academia se despidió hace rato. Y eso a la gente le duele. Ya Costas había barajado la posibilidad de dejar el puesto, cuando algun personaje relacionado a Fernando Hidalgo (representante de varios futbolistas del plantel) se había reunido con Antonio Mohamed para ofrecerle el buzo de técnico a partir de enero. Siguió simplemente por la gente, quien pidió raudamente que se quedara a como dé lugar. No obstante, en este semestre difícil, se barajó la posibilidad de que Blanquiceleste pasara el poder del gerenciamiento a un grupo empresario dirigido por el ex presidente de All Boys, Roberto Bugallo. Son muchas circunstancias negativas para el normal desarrollo de un equipo, donde semana tras semana había novedades que precisamente no eran las mejores. Ahora explotó la bomba mediática con la incipiente noticia de que el plantel se encontraría dividido en tres partes, una fracción liderada por Bastía, otra por Estévez y otra por los paraguayos que trajo Costas. Suena increíble que pueda suceder esto en un plantel con no más de 30 jugadores. Sin embargo, la dura derrota ante Boca como local marca la sensación de que Racing es un equipo sin alma y con un incierto rumbo futbolístico. Y se viene el clásico ante Independiente. Una derrota precipitará el final. Costas lo sabe, mientras cambia esquemas, jugadores y hasta cábalas, pero los resultados no llegan. Y la promoción está cerca.
5 comentarios:
pobres los hinchas de racing .
Bastía se enterró él mismo con lo q dijo, para él es común haberse agarrado a trompadas con Chatruc. Por otro lado, el acusa al periodista, pero este hizo algo lógico, no dijo quién era el de las declaraciones porque el mismo le pidió reservar la identidad.
Esto se va a la mierda Note...
Complicado el futuro de racing, hasta podemos decir que todo tiempo pasado fue mejor
Mucho payaso mediatico anda por ahí...
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