Horacio Zeballos, aquí y ahora

Sin dudas es el triunfo a la perseverancia. El excelente andar en este 2009 de Horacio Zeballos, caminante asiduo en circuitos futures y challengers en los sitios más recónditos del planeta, lo ejemplifica como una de las revelaciones en la escena del tenis nacional. El reconocimiento llegó la semana pasada cuando se ubicó por primera vez en su carrera en la final del certamen ATP 250 en San Petersburgo. Apenas había disputado cuatro torneos en esta modalidad. Pertinente la adaptación de este marplatense de 24 años a las canchas rápidas cubiertas de Europa, disímiles a su especialidad, bien argentina, en el polvo de ladrillo.

En este año sus resultados no pudieron ser mejores: llegó a la final de 8 challengers, en los cuales en cinco oportunidades (Bucaramanga, Bogotá, Manta, Campos Do Jordao y Buenos Aires) se quedó con la victoria y le posibilitó situarse entre los mejores 100. Luego de su periplo exitoso en la fría tierra moscovita continuó mejorando el ranking y ya está en el puesto 42, algo ilusorio en perspectiva con el propósito que corría hace un año donde Cebolla quería instalarse en apenas los 200 mejores del ranking ATP. "Para mí fue muy importante la pretemporada que hice. Era muy consciente de que si quería estar en este nivel tenía que hacer grandes cambios. A principios de año dije ´vamos a hacer el click y ver si realmente puedo´. Y sí, pude", afirmó en los últimos días.

¿Cómo podemos catalogarlo tenísticamente a Zeballos? En primer lugar habrá que considerar a su volea como el rasgo mayoritariamente visible de su juego, acompañado por un servicio contundente, quizás de ésos que no me meten miedo pero eficiente por dónde se lo mire. Su táctica es netamente ofensiva, propone y a partir de su versatilidad con dosis de soltura lo erigen en un jugador para tener muy en cuenta. Además ha obtenido buenos rendimientos jugando en la especialidad de dobles, donde obtuvo su logro más importante: conseguir la medalla de oro en los Juegos Panamericanos 2007 en Río de Janeiro junto a Eduardo Schwank.

Anotemos a Zeballos. Inteligente, técnico y cultor del esfuerzo, de remarla continuamente en lugares donde la imagen de Federer y Nadal aparece sólo en la pared. Ahí va, con ganas de aprender y superarse. Ahí va, consiguiendo resultados.