Por Nicolás Panigutti
Relación conflictiva si las hay la que se desarrolla entre un instituto tan poderoso como lo es el periodismo (en cualquiera de sus facetas, incluso el deportivo) y el actual entrenador de la Selección Nacional y para muchos el mejor futbolista que ha dado el fútbol.
Así como en el año 1986 el equipo que comandaba Carlos Salvador Bilardo fue bastardeado por la prensa (a veces exageradamente, aunque es cierto que el nivel del equipo no provocaba loas espontáneas) y la estrategia que se plantearon entre el cuerpo técnico y los jugadores fue cerrarse para unirse frente a ese mal supremo denominado “periodismo”, hoy la historia es similar. Sin embargo, déjenme decirles que nada parece casualidad…
Desde que Diego Armando asumió la conducción del equipo argentino no fueron pocas las críticas que se suscitaron y que tenían como razón de ser, principalmente, la inexperiencia del nacido en Villa Fiorito como entrenador. Empezaron siendo comentarios al pasar, llenos de dudas más que de enojos, y fueron formando una bola de nieve que terminó por desarrollar conceptos tales como “Maradona no entiende de fútbol” (una paparruchada). En su momento se vivió la asunción de Maradona como técnico de la celeste y blanca con entusiasmo y hasta se podría decir con esperanza; una esperanza que se fue diluyendo con el correr de los partidos en las Eliminatorias con actuaciones pálidas del equipo albiceleste. Luego del (lamentablemente) épico partido ante Perú, con aquel gol milagroso de San Palermo, el técnico recibió un aluvión de críticas, muchas de ellas malintencionadas, vaticinando un futuro catastrófico en la clasificación al Mundial. No faltaron periodistas que anticiparan un fácil triunfo de Uruguay ante un equipo argentino que no tenía identidad. El resultado, claro está, fue diferente; basado en un fútbol pragmático (así se le dice hoy por hoy a pensar en cuidar el arco propio más que en atacar al rival) Argentina le ganó a los uruguayos en el Centenario y aseguró pasaje hacia Sudáfrica. Recordadas son las palabras de Diego Armando que quedaran en la memoria de todos por un largo tiempo.
De ahí en más el periodismo argentino (no sólo el deportivo) se dedicó a un deporte denominado “péguele a Maradona”, basándose en la irrespetuosidad y la vergüenza ajena que provocaron semejantes calificativos para, entre otros, el personaje que dice llamarse “periodista” que constituye “Toti” Passman (para quien les habla, Maradona se quedó corto en el calificativo hacia esta persona). Durante días y días escuchamos a mucha gente escandalizarse por la forma de dirigirse del ex Napoli, incrédulos ante tamaña irresponsabilidad (raro que no se hayan escandalizado cuando Grondona hacía sus negocios con la Selección o cuando el país era saqueado por medio de las privatizaciones, entre otros ejemplos). Todo esto constituyó un punto de inflexión que le dió pie tanto a Diego como al periodismo de entablar una especie de “disputa tácita”. Unos utilizando armas tan poderosas como lo son las opiniones, y el otro ejerciendo control supremo sobre el contacto con los periodistas de la Selección.
¿Tuvo tantas razones el periodismo para declarar una disputa mediática tal como la que vive hoy con Maradona? Algunos podrán argumentar que agredir verbalmente a un periodista como lo hizo el DT en Uruguay es un hecho que no debería ser minimizado. Además, las críticas (dirán) siempre se fundaron pura y exclusivamente en el magro juego que presentó la Selección (indudable e irrefutable verdad). Ahora bien: ¿solo esto provocó la mala relación entre ellos? Permítame dudar. La “estatización” del fútbol argentino afectó en demasía a un sector muy poderoso de los medios, que hoy por hoy ven amenazada la posición que tenían dentro del monopolio mediático. Grondona pasó de prostituir al fútbol argentino y a los clubes a ser íntimo amigo de los actuales gobernantes del Estado. Una vez más, nos sorprendía a todos y se acomodaba donde más le convenía. Él fue, también, la persona que determinó que Maradona signara los destinos de nuestro país en la Selección. Todo esto: ¿no habrá influido un poco en las críticas hacia la Selección?
La realidad marca que hoy por hoy la relación sigue tan tirante como el año pasado, en parte porque nada se produjo como para revertir esta situación, y en parte porque Maradona considera (dicen los que lo conocen) que elegir un enemigo común (en este caso el periodismo) y apuntar todos para vencerlo es una forma de lograr la cohesión total y la unión en el plantel mundialista. Incluso cuando muchos periodistas que en el pasado año se mostraban tan pesimistas, empiezan a destacar las virtudes individuales de los jugadores que tiene el conjunto nacional, mantienen sus críticas en otros aspectos para con el entrenador (por caso, el no tener lesionados, una costumbre recurrente en otras Selecciones en los últimos días, es visto desde el lado de la falta de ritmo competitivo). ¿Se podrá recomponer este vínculo con una hazaña de la Selección en la Copa? ¿Festejará Diego junto a los periodistas y no contra los periodistas?
Así como en el año 1986 el equipo que comandaba Carlos Salvador Bilardo fue bastardeado por la prensa (a veces exageradamente, aunque es cierto que el nivel del equipo no provocaba loas espontáneas) y la estrategia que se plantearon entre el cuerpo técnico y los jugadores fue cerrarse para unirse frente a ese mal supremo denominado “periodismo”, hoy la historia es similar. Sin embargo, déjenme decirles que nada parece casualidad…
Desde que Diego Armando asumió la conducción del equipo argentino no fueron pocas las críticas que se suscitaron y que tenían como razón de ser, principalmente, la inexperiencia del nacido en Villa Fiorito como entrenador. Empezaron siendo comentarios al pasar, llenos de dudas más que de enojos, y fueron formando una bola de nieve que terminó por desarrollar conceptos tales como “Maradona no entiende de fútbol” (una paparruchada). En su momento se vivió la asunción de Maradona como técnico de la celeste y blanca con entusiasmo y hasta se podría decir con esperanza; una esperanza que se fue diluyendo con el correr de los partidos en las Eliminatorias con actuaciones pálidas del equipo albiceleste. Luego del (lamentablemente) épico partido ante Perú, con aquel gol milagroso de San Palermo, el técnico recibió un aluvión de críticas, muchas de ellas malintencionadas, vaticinando un futuro catastrófico en la clasificación al Mundial. No faltaron periodistas que anticiparan un fácil triunfo de Uruguay ante un equipo argentino que no tenía identidad. El resultado, claro está, fue diferente; basado en un fútbol pragmático (así se le dice hoy por hoy a pensar en cuidar el arco propio más que en atacar al rival) Argentina le ganó a los uruguayos en el Centenario y aseguró pasaje hacia Sudáfrica. Recordadas son las palabras de Diego Armando que quedaran en la memoria de todos por un largo tiempo.
De ahí en más el periodismo argentino (no sólo el deportivo) se dedicó a un deporte denominado “péguele a Maradona”, basándose en la irrespetuosidad y la vergüenza ajena que provocaron semejantes calificativos para, entre otros, el personaje que dice llamarse “periodista” que constituye “Toti” Passman (para quien les habla, Maradona se quedó corto en el calificativo hacia esta persona). Durante días y días escuchamos a mucha gente escandalizarse por la forma de dirigirse del ex Napoli, incrédulos ante tamaña irresponsabilidad (raro que no se hayan escandalizado cuando Grondona hacía sus negocios con la Selección o cuando el país era saqueado por medio de las privatizaciones, entre otros ejemplos). Todo esto constituyó un punto de inflexión que le dió pie tanto a Diego como al periodismo de entablar una especie de “disputa tácita”. Unos utilizando armas tan poderosas como lo son las opiniones, y el otro ejerciendo control supremo sobre el contacto con los periodistas de la Selección.
¿Tuvo tantas razones el periodismo para declarar una disputa mediática tal como la que vive hoy con Maradona? Algunos podrán argumentar que agredir verbalmente a un periodista como lo hizo el DT en Uruguay es un hecho que no debería ser minimizado. Además, las críticas (dirán) siempre se fundaron pura y exclusivamente en el magro juego que presentó la Selección (indudable e irrefutable verdad). Ahora bien: ¿solo esto provocó la mala relación entre ellos? Permítame dudar. La “estatización” del fútbol argentino afectó en demasía a un sector muy poderoso de los medios, que hoy por hoy ven amenazada la posición que tenían dentro del monopolio mediático. Grondona pasó de prostituir al fútbol argentino y a los clubes a ser íntimo amigo de los actuales gobernantes del Estado. Una vez más, nos sorprendía a todos y se acomodaba donde más le convenía. Él fue, también, la persona que determinó que Maradona signara los destinos de nuestro país en la Selección. Todo esto: ¿no habrá influido un poco en las críticas hacia la Selección?
La realidad marca que hoy por hoy la relación sigue tan tirante como el año pasado, en parte porque nada se produjo como para revertir esta situación, y en parte porque Maradona considera (dicen los que lo conocen) que elegir un enemigo común (en este caso el periodismo) y apuntar todos para vencerlo es una forma de lograr la cohesión total y la unión en el plantel mundialista. Incluso cuando muchos periodistas que en el pasado año se mostraban tan pesimistas, empiezan a destacar las virtudes individuales de los jugadores que tiene el conjunto nacional, mantienen sus críticas en otros aspectos para con el entrenador (por caso, el no tener lesionados, una costumbre recurrente en otras Selecciones en los últimos días, es visto desde el lado de la falta de ritmo competitivo). ¿Se podrá recomponer este vínculo con una hazaña de la Selección en la Copa? ¿Festejará Diego junto a los periodistas y no contra los periodistas?
5 comentarios:
excelente post!
Viste ahora la historia de los barrabravas.Como si fuera la primera vez que van.
Ahora Clarin no lo tiene que tapar mas porque grondona no es mas socio.
saludos note.
Muy bueno el comentario superior.
Excelente la nota. Coincido en la línea de opinión.
Me da mucha impotencia el nivel de críticas a Maradona. Simboliza el desprecio de un sector, controlador de los medios, de tintes fascistas. Que califica por el color de piel y la proveniencia. Por ese lado atacan.
Son los mismos que acusan a los manifestantes de toda índole, calificàndolos como sujetos que "no quieren trabajar" y que los "argentinos son vagos"... argumentos que me dan escalofrios, que son un mera esuca neoliberalista para naturalizar el desempleo, complatamente funcional al regimen de explotación capitalista por medio de la plusvalía.
Es lo mismo. Sectores reaccionarios que les da miedo la movilidad social, que involuntariamente discriminan constantemente.
Maradona es el ejemplo máximo. Porque si se droga un chico de clase alta con pastillas de alto precio es un simple joven que está equivocando el camino, pero si un chico pobre se da con paco es un vago, ladrón, asesino y merece morir
Yo creo que Maradona se desubicó con el periodismo. No digo que el periodismo sea santo porque no lo es, menos Toti Pasman. Pero esta claro que el Diego no está acostumbrado a las criticas sobre su desempeño (antes era dentro de una cancha, ahora es en el banco de suplentes). En este proceso hubo muchas irregularidades, como por ejemplo una convocatoria exagerada de jugadores, partidos amistosos para pagarle el sueldo, una clasificación con los huevos en la garganta, etc.
Creo que no tenemos que justificar una acción por otra acción. Si yo le pego a alguien está mal, después no me puedo justificar diciendo "pero no lo mate, como hicieron otros", por dar un ejemplo.
Después, si Maradona es un buen entrenador o no, me quedo con una frase de Almeyda: "Eso lo vamos a saber en el Mundial"
Respeto la opinión de Globo, pero realmente no creo que eso sea desubicarse. Además, el periodismo quería eso, forzó eso, y lo encontró, como un gran regalo que les dio Diego. Por que justamente eso buscan. Es eso lo que quieren. Que la gente mire. Que la gente se movilize. En este caso, diciendo "Ooo que barbaridad", y ellos son los que lo repiten una y mil veces en todos los canales con subtitulados para que vos tengas esa sensación.
Si se hubiera desubicado con el periodismo, justamente no lo pasarían. La misma sensación que me dio con la llegada de Ceratti. Las cámaras esperándo y mostrando imagenes constantemente, y estaban filmando a una persona en estado incosciente. Y seguían la ambulancia, como esperando que choque y pase algo. Es disgustante
Muy buen articulo, definitivamente los periodistas nunca buscan ser objetivos por que de eso no se trata el periodismo, siempre busca más fuentes siempre tiene otra opinión que no lo catalogo ni como bueno ni malo simplemente es su trabajo.
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