
Allí en un tablero imaginario se colocó cada baraja: Messi, equipo o Guardiola. No tuve elección. No puedo. Entendí que la grandeza de este Barcelona no reside en lo magnánimo de su juego, el esplendor de sus individualidades o la planificación de un cuerpo técnico de elite que introduce cada pieza en el campo de juego en forma quirúrgica, precisa para el bienestar de toda la estructura. Barcelona es un patrimonio histórico, una confluencia temporal que tendrá la particularidad de permanecer por siempre en la memoria colectiva. No será algo concreto como las pirámides de Egipto, el Partenón o el Coliseo romano pero es Historia. Pasará el tiempo, algunos permanecerán, otros no, vendrán nuevos, comparaciones, pero su vigencia se eternizará. Charles Chaplin dijo alguna vez que “el tiempo es el mejor autor; siempre encuentra un final perfecto”. Frase perfecta para este equipo de fútbol que ya nos pertenece, no viste camiseta en particular. El transcurrir de los días, meses, años, purificarán los exiguos errores que tuvo y elevará el mito, la señal de que la perfección ha tocado la puerta. Siento que es el mejor elogio que puedo darle a este Barcelona.
Seguinos en Facebook / Twitter: @apertoldi
0 comentarios:
Publicar un comentario