Así da gusto asesorar...

"Gastón Recondo se distanció del club porque River dejó de pagarle. Él cobraba 10.000 pesos por mes, en concepto de asesoramiento institucional, a través de un socio. Está toda la documentación a disposición de ustedes. En diciembre de 2005 el club interrumpió ese vínculo por razones económicas. A partir de esa fecha cambió la opinión de Recondo sobre la administración del club".

Estas declaraciones fueron emitidas por parte del mandatario de River Plate, José María Aguilar, a un periódico barrial, más precisamente el de Villa Urquiza, donde además de estos punzantes dichos, hizo una defensa activa de su participación como presidente de la institución. Sorprende estas frases tajantes poniendo en tela de juicio la honorabilidad y criterio periodístico de Recondo, confeso hincha de la entidad millonaria, defensor a ultranza de los primeros años de gestión de Aguilar pese a los pobres resultados (procesos de Manuel Pellegrini y Leonardo Astrada, con la excepción de Ramón Díaz, nada querido por parte del periodista y ¿justamente? de la dirigencia). Lo lamentable del caso, y sacaremos a Recondo del debate, es que River como una institución civil sin fines de lucro, haya abonado la escalofriante suma de 10.000 pesos a modo de asesoramiento institucional. Así también podemos comprender en qué ha despilfarrado la plata que recibía el conjunto de Nuñez. Así además contemplaremos el porqué de la necesidad de vender tantos jugadores, de ver que los números no cierran y hay que achicar costos, cuando no se soluciona el problema de raíz, es decir reducir las pérdidas superfluas, las que a largo generan las deudas. Según palabras del dirigente, cuando se le dejó de pagar esa suma mensual a Recondo, rápidamente el conductor de Estudio Fútbol revirtió su opinión y dejó traslucir continuamente críticas a la denostada gestión actual, la cual en vez de aclarar situaciones, las empeora todavía más. No obstante, el objetivo de Doble 5 no es hacer un periodismo de periodistas, pero en este suceso existe una denuncia a un comunicador social, quien tendría que ser totalmente independiente para vertir sus conceptos. Como alguna vez lo escuché decir a Alejandro Fabbri, la credibilidad periodística es como la virginidad: se pierde una sola vez en la vida.Y vaya si tiene razón.