Lo decía Albert Einstein: hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro. Los dirigentes de Gimnasia podrían ser enmarcados dentro de ese contexto. Después de la increíble decisión de separar a Luciano Leguizamón del plantel, el presidente de Gimnasia, Juan José Muñoz, salió a justificar la medida. "Ha roto el amor con la hinchada de Gimnasia; inconscientemente, imprudentemente. Yo no creo que lo haya hecho a propósito", explicó. Aunque ahora esconde el castigo diciendo que no jugará para "protegerlo" de los insultos de la gente, que empezaron el mismo día del partido, cuando notaron que se retiraba al vestuario en el entretiempo con la camiseta de Verón en la mano. Así, Leguizamón podría quedarse sin jugar hasta que termine el campeonato. Inexplicable. "Hay que dejar que se calmen un poco las aguas. Y después, sí, tendrá que disculparse con la gente", explicó Muñoz. "Me dijo que no pidió la camiseta, sólo la cambió. Creo que se guardó algo que no me quiso decir". A raíz de este gesto, la gente le pidió en el segundo tiempo al técnico Julio César Falcioni que lo cambie por otro jugador, y también tomó cartas en el asunto la comisión directiva del club que decidió en las últimas horas de anoche separar del plantel por unos días al delantero entrerriano para descomprimir la situación. El ex delantero de River dio su versión al respecto: "Antes de empezar el partido Verón me dijo que tenía un ahijado que era hincha de Gimnasia, y que por culpa mía se había hecho hincha del club porque era su ídolo. Me dijo si podíamos intercambiar las casacas y le dije que sí, pero a la finalización del partido. Y ahora estoy arrepentido por el acto que tuve, sobre todo para la gente de Gimnasia que no se lo merece”.
Me pregunto casi sin querer, si en vez de enojarse con el pobre de Leguizamón (además de disculparse sin razón), que simplemente hizo un cambio de camisetas con un jugador de Estudiantes, la gente tripera no tendría que molestarse por los dirigentes de su equipo, factor fundamentales del deterioro del conjunto de la Plata como institución. Sin lugar a dudas, es más fácil cargar las tintas sobre un jugador de paso. Vivimos inmersos en semejante locura, que estos hechos se sobredimensionan de tal forma, como si ese gesto hubiese manchado la honorabilidad del club. Fue y cambió una camiseta. ¿Qué tiene de malo? ¿Significa que siente menos la camiseta? Y además está Muñoz, un tipo que deja mal parado a los dirigentes (algunos tristemente célebres) del fútbol argentino. En un club sin un marco ético y donde todo se realiza a las apuradas, esto no debe sorprender. Nula conducción y sin planes organizativos a largo plazo, a lo único que se llega es a la desvariación de los proyectos, los cuales han ido pasando uno tras otro, desde Ischia, pasando por Troglio, Maturana y Falcioni. Los hinchas en vez de recriminarle a un jugador por cambiar la camiseta con otro del archirival, tendrían que abocar las energías en controlar los desmanes que sufre día a día su club. Es así, en la vida cada uno tiene lo que se merece. Gimnasia tal vez sea un ejemplo triste. Sus dirigentes y hinchas parecen poseer características semejantes. Una verdadera lástima.
Me pregunto casi sin querer, si en vez de enojarse con el pobre de Leguizamón (además de disculparse sin razón), que simplemente hizo un cambio de camisetas con un jugador de Estudiantes, la gente tripera no tendría que molestarse por los dirigentes de su equipo, factor fundamentales del deterioro del conjunto de la Plata como institución. Sin lugar a dudas, es más fácil cargar las tintas sobre un jugador de paso. Vivimos inmersos en semejante locura, que estos hechos se sobredimensionan de tal forma, como si ese gesto hubiese manchado la honorabilidad del club. Fue y cambió una camiseta. ¿Qué tiene de malo? ¿Significa que siente menos la camiseta? Y además está Muñoz, un tipo que deja mal parado a los dirigentes (algunos tristemente célebres) del fútbol argentino. En un club sin un marco ético y donde todo se realiza a las apuradas, esto no debe sorprender. Nula conducción y sin planes organizativos a largo plazo, a lo único que se llega es a la desvariación de los proyectos, los cuales han ido pasando uno tras otro, desde Ischia, pasando por Troglio, Maturana y Falcioni. Los hinchas en vez de recriminarle a un jugador por cambiar la camiseta con otro del archirival, tendrían que abocar las energías en controlar los desmanes que sufre día a día su club. Es así, en la vida cada uno tiene lo que se merece. Gimnasia tal vez sea un ejemplo triste. Sus dirigentes y hinchas parecen poseer características semejantes. Una verdadera lástima.
5 comentarios:
Lo raro fue q no se le dijo nada a Verón, q hizo lo mismo.
Esta claro q mucho tiene q ver el peso del jugador.
De todas formas, la grave preocupación q debe tener el hincha del Lobo es el presidente de su club.
Veron es intocable... Leguizamon un chivo expiatorio.. si metia dos goles y ganaban 2 a 1 salia en andas..
la argentinidad al palo.. asi estamos..
abrazo de gol
www.tremendamentemotivados.blogspot.com
Ruben
Si bien no estoy de acuerdo con el acto que protagonizaron Verón y Leguizamón (tendrían que haberlo hecho al final de encuntro)las medidas las considero un poco drásticas.
No se hasta cuando podrá aguantar Gimnasia con esta dirigencia!
SALUDOS
Una verguenza mas del decrepito futbol argentino, pobre pibe no lo podes matar asi
Gracias por pasar a todos. Abrazo!
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