¿El número 1?

Por Mariano Tomás De Micheli

El Draft de la NBA acapara año tras año las miradas del universo basquetbolístico. Para el presente curso, el destino de los mejores jugadores universitarios reúne condimentos especiales. El próximo 23 de Junio el Prudential Center de New Jersey será sede de un sorteo que promete no ser uno más. La posibilidad de un cierre patronal, las críticas hacia una de las camadas más flojas de los últimos años y el morbo que dejó la lotería –otro golpazo para Minnesota- resaltan un evento que tendrá como principales protagonistas a dos figuras antagónicas: Kyrie Irving y Derrick Williams.

Primero lo primero: el Draft de la NBA funciona con la denominada ‘Lotería del Draft’ desde 1985. El propósito de este sistema es evitar que los equipos sin posibilidades de clasificar a Playoffs pierdan intencionalmente para mejorar la ubicación en el sorteo de la siguiente temporada (cada franquicia se ordena según la cantidad de victorias y derrotas que acumula en una campaña). El primer jugador seleccionado desde que se impuso este método fue nada más y nada menos que Patrick Ewing, leyenda viva de la NBA. Como peculiaridad, y tomando como marco la situación que atraviesa la NFL, hay que tener en cuenta que este año la liga y los jugadores deben negociar un nuevo contrato laboral, situación que tiene como destino inevitable el ‘lockout’ (cierre patronal). Billy Hunter, director ejecutivo de la Asociación de Jugadores de la NBA, considera que las negociaciones con el comisionado David Stern no avanzan y el cierre momentáneo será inevitable. De todos modos, a no desesperar porque el mecanismo paro-cierre-reanudación no es para preocuparse. Básicamente lo que sucede es lo siguiente: la NBA pretende imponer nuevas reglas, los jugadores reclaman mejoras en la división de haberes y se discute hasta llegar a un punto de acuerdo. Los principales perjudicados por este conflicto son los novatos, quienes durante el paro tienen prohibido dialogar con sus entrenadores y acceder a las facilidades de sus equipos.
Dentro de una camada sin muchos prospectos interesantes, sobresalen dos jugadores con marcadas diferencias desde su juego y su personalidad. El primero es Kyrie Andrew Irving, base de la Universidad de Duke, líder de los Blue Devils. Nacido en Australia el 23 de marzo de 1992, Irving resulta el jugador más talentoso desde el punto de vista técnico del Draft. Salvando las distancias, tiene características similares a las de Chris Paul y Derrick Rose. Además de su estatura (1.88 mts), es ágil para atacar el aro con ambos perfiles y aguerrido en la faceta defensiva. Oriundo de Melbourne y nacionalizado norteamericano (optó a tener un futuro en el Dream Team antes de representar al selectivo ‘aussie’ en Londres 2012), Irving demostró que tiene categoría de primera selección global en sólo 11 partidos. Una lesión en el pulgar de su pie derecho lo alejó de las canchas durante 26 juegos en la última campaña, pero a pesar de eso los reclutadores confían en su talento y en su producción (17.5 Pts, 4.3 Ast, 3.4 Reb y un interesante 52% de campo por partido). Poco expresivo hacia las cámaras y centrado siempre en el juego, Irving escapa de los flashes y suele celebrar cada punto con sus compañeros.

El segundo jugador con posibilidades de tener el honor de ser la primera selección es Derrick Williams. Exuberante desde lo físico (2.03 mts) y con una naturalidad atlética para volcar la pelota similar a la de Blake Griffin, Williams se destaca como la figura de los Wildcats de Arizona. Durante la última temporada mejoró notoriamente sus estadísticas (19.5 Pts, 8.3 Reb y 59% de campo en 38 juegos), y hasta se animó a declararse apto para llenar el cupo que dejó LeBron en Cleveland. Nacido en California el 25 de mayo de 1991, el 23 (este paréntesis sólo tiene como fin un quiebre para reflexionar el significado de ese número para este deporte) de Arizona tiene muchos aspectos técnicos por pulir, pero sin dudas posee una capacidad atlética y una potencia poco frecuentes. Egocéntrico como pocos, suele abusar de la jugada individual, y como la mayoría de los cracks del último tiempo pretende hacerse notar en el partido después de cada conversión.

El orden que determinó la Lotería del Draft resultó mucho más interesante de lo esperado. Después del ‘LeBron-gate’, Cleveland vuelve a tener en sus manos la primera selección global, privilegio que desde las posibilidades matemáticas favorecía a Minnesota, franquicia cuya suerte resulta increíblemente adversa (es la ¡decimocuarta! vez que pierden la posibilidad de elegir en primer lugar teniendo el peor registro de la liga). Con la posta en sus manos nuevamente, el dueño de los Cavaliers Dan Gilbert tiene una difícil decisión por delante: apostar nuevamente por el molde jugador-showman, caso Williams, o cambiar el paradigma y armar un quinteto conducido por Kyrie Irving, quien tiene una gran relación con ‘King James’, su principal consejero mientras estuvo lesionado. Paradojas de la vida, Cleveland obtuvo esta selección -8va antes de la Lotería- como parte de canje por enviar a Baron Davis, otrora base-franquicia, hacia Los Ángeles Clippers. Con lo que necesita un base confiable Blake Griffin…

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