La verdad, no sabía cómo, la forma, el vocabulario adecuado para un post que se refiera a Antonio Cassano. Pensaba, borraba, volvía a escribir, quedaban algunas ideas sueltas y vuelta a empezar. ¿Cómo se empieza? ¿Cómo hago para decir todo lo que representa? Estos futbolistas, clase única, una estirpe que realiza milagros un día y otros ganas infinitas de aborrecerlo. Ciclotímicos, odiosos, venerados, incomprendidos. Únicos. De partidos como el fin de semana ante Parma, donde desplegó un nivel superlativo, incomparable, al compás de un Messi, un Cristiano Ronaldo. O en otros, donde no se lo encuentra ni una vez en los noventa minutos.
Cassano malinterpreta las reglas convencionales del ambiente, tan formal, tan estructurado. Ojo, quedan pocos. Ante la conformación del futbolista moderno como aplicado, rígido, sin capacidad de pensar por sí mismo, ordenado como un playmobil por el entrenador de turno, las excepciones como Cassano son una bocanada de aire fresco. Y hasta quizás da bronca porque si se hubiese apegado más a los límites, a escuchar consejos, a usar su inteligencia ya probada dentro de la cancha, quién dice que su carrera habría sido más exitosa. Son meras suposiciones. Contradicciones propias que tiene el fútbol.
La indisciplina presente. Del enojo en Roma con todos, incluido el propio plantel, en el cual mantenía diálogo sólo con Francesco Totti, la experiencia agria en el Real Madrid contado en su primer libro "Lo digo todo" y desplantes varios en Sampdoria, un lugar en que renació futbolísticamente pero del cual se fue por innumerables actos no digeribles para el cuerpo técnico ni los dirigentes. Milan es su nuevo hogar. No sabemos cómo continuará esta historia. El Talentino, siempre pero siempre, nos tiene una novedad a mano. La sociedad con Ibrahimovic ilusiona. Calidad y carácter tan especiales. Mixtura de alta combustión, diría Bersuit en "La Argentinidad al Palo". Si a esto, le sumamos a Robinho, adecuándose plenamente al Calcio, la cosa va tomando color.
Ahí anda Cassano. Nueva camiseta, distintos aires, tal vez se produzca un reacomodamiento de su ser, tal vez no. No podemos dilucidar que está pasando por su cabeza. En realidad, para ser sinceros, no esperamos nada de él. Preferimos que nos sorprenda. Como suele pasar.
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