La crisis surgida en Wall Street que inició su desfondo desde 2008 y sigue generando distintos focos conflictivos a lo largo del planeta, afectando a economías de distinto relieve sin distinción como España, Islandia, Grecia, Irlanda y Portugal, por mencionar algunos casos, pone a la luz el declive de aquellas nociones de desregulación que surgieron a partir de la asunción de Ronald Reagan y Margaret Thatcher en EEUU y Reino Unido, respectivamente. Si nos referimos a desregular, hablamos de una actitud del Estado en cambiar las reglas de juego para beneficiar a los conglomerados financieros y bursátiles de carácter multinacional. Contexto que narra cabalmente Ignacio Ramonet, ex director de Le Monde diplomatique en “La catástrofe perfecta”.
Neoliberalismo. Una obra que indaga sobre este significado, hurgando elementos en su arqueología, exclamando el papel activo de los medios de comunicación como órgano ejecutor de esta doctrina que, en América Latina, espacio geográfico en que se llevaron sistemáticamente estas prácticas, partiendo de la consolidación del Plan Cóndor, dejó a la región signada por la desocupación, pobreza y desigualdad. El Estado es ineficiente, el Estado no sirve, el Estado sólo debe cumplir funciones normativas. ¿Se acuerdan? Martínez de Hoz, Cavallo, Menem, Dromi y la lista sigue. Laissez faire. El mercado como Dios excluyente. Una religión única y monoteísta. La especulación como plegaria.
Ramonet cita un caso paradigmático: Chile. Ese “milagro chileno”, frase perteneciente a Milton Friedman, gurú esencial en el fortalecimiento teórico del neoliberalismo tiene cifras claras. El desempleo durante el gobierno democrático de Salvador Allende había sido de apenas un 3%. En quince años de experiencias ultraliberales, con los Chicago Boys determinando qué hacer con la economía y Pinochet acatando como si fuesen órdenes divinas, se había llegado al 20%. Ah, el 45% de los chilenos se encontraba bajo la línea de pobreza.
Volvemos al presente. Cuando la burbuja inmobiliaria se pinchó, cuando el sistema bancario y bursátil cayó barranco abajo, todos salieron a buscar la beneficencia de ese Estado otrora estúpido, torpe, el cual debió sacar del placard las teorías de Keynes e intervenir para salvar a los bancos, entidades financieras. Miles de desempleados en la calle, familias a las cuales se le destrozó, por decisión de otros, lo que habían construido durante años.
Ramonet pregunta, responde, manifiesta, aclama verdades, exige sentido común. “La catástrofe perfecta” con un idioma claro, explicativo al personalizar cada término que se profirió hasta el hartazgo en la prensa y refresca la mirada de un fenómeno actual, presente, con el fin de otorgarnos pluralidad y sobre todo antecedentes históricos, un hilo que enlaza acontecimientos que vivimos, que fuimos, que somos parte.
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1 comentarios:
Buenas te invito a pasar al blog outzziders, un nuevo blog musical. Un saludo y me uno a seguir tu blog. Ciao
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