Del Potro tenía esa frase atragantada. Una revancha dialéctica que puede vertir a partir de su resurgimiento en las primeras planas del tenis mundial. Tragó saliva, dejó pasar el mal momento pero no olvidó. "Ahora es muy fácil hablar, pero muy pocos se acordaron antes". Sí, había artillería guardada. No se las dedicó a Wilander y McEnroe, leyendas que también habían dado buenas consideraciones al retorno de Juan Martín. Cuando la frase terminó, todos sabíamos a quién había sido dirigida cada palabra, cada letra.
"De la Davis no hablo". Otro concepto contundente. Ni le hablemos, por ahora, a la Torre del rival Kazajstán (8 a 10 de julio). ¿Puede llegar a existir reconciliación? Mmmm. Difícil. En el universo de dos personas, con diálogo y franqueza se puede llegar a buen puerto. Si a esto le sumamos lo significativo de la Davis, por qué no podría ser un vínculo en común que los fortalezca. Pero hay heridas, indisimulables, retraídas hace tiempo que salen a la luz. Que no se olvidan.
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