Ángel Cappa nunca habrá soñado este final. La imagen abatida del domingo caluroso en Floresta será la última retratada al mando de River. Siete partidos sin victorias son demasiado lastre para este presente millonario. La calculadora asfixia, quita ideas y genera nerviosismo en un plantel que, ante el primer golpe, se derrumba anímicamente. El miedo genera eso. Este equipo, por historia y vocación ganadora, no comprende en plenitud las peripecias que contiene el término Promoción. No está acostumbrado, como pareciendo no entender la situación reinante.
Cappa, cultor de una filosofía respetable, cuyo propósito primordial recae en la consistencia del buen juego como único motor que posibilita los buenos resultados jamás pudo imprimirle a su River la forma que obtuvo en ese Huracán de 2009 de Pastore, Defederico y cía. Quizás, dirán los defensores de este modo de sentir el fútbol, no le alcanzó el tiempo. ¿Pero quién los tiene en este inestable fútbol argentino? Un gran circo que de la boca para afuera habla de proyectos y en los actos, en lo que importa, no soporta la primera tormenta. Lo de siempre.
Cappa intentó, movió el banco, puso en el banco a Ortega, lo volvió a poner, cambió los delanteros, el marco de generación de juego y los resultados no llegaron. La pelotita no entró. Digo esta última afirmación pensando en partidos como contra Gimnasia y Quilmes, donde el factor suerte, con dosis de inexactitud en el área contraria, inclinaron la balanza hacia los rivales. Encontramos positivo la incorporación de dos nombres como Lamela y Lanzini, quienes en este período corto contaron con minutos en cancha y demostraron ser grandes proyectos de futbolistas. Habrá que ver su proceso de crecimiento en un club acuciado de sacar puntos a cómo dé lugar.
River despide a otro técnico. El paladar de Cappa, en similitud con la historia representativa del conjunto de Núñez, aguantó apenas trece fechas. Una fotografía exacta de que las ideologías, al menos en el fútbol, están enterradas.
Cappa, cultor de una filosofía respetable, cuyo propósito primordial recae en la consistencia del buen juego como único motor que posibilita los buenos resultados jamás pudo imprimirle a su River la forma que obtuvo en ese Huracán de 2009 de Pastore, Defederico y cía. Quizás, dirán los defensores de este modo de sentir el fútbol, no le alcanzó el tiempo. ¿Pero quién los tiene en este inestable fútbol argentino? Un gran circo que de la boca para afuera habla de proyectos y en los actos, en lo que importa, no soporta la primera tormenta. Lo de siempre.
Cappa intentó, movió el banco, puso en el banco a Ortega, lo volvió a poner, cambió los delanteros, el marco de generación de juego y los resultados no llegaron. La pelotita no entró. Digo esta última afirmación pensando en partidos como contra Gimnasia y Quilmes, donde el factor suerte, con dosis de inexactitud en el área contraria, inclinaron la balanza hacia los rivales. Encontramos positivo la incorporación de dos nombres como Lamela y Lanzini, quienes en este período corto contaron con minutos en cancha y demostraron ser grandes proyectos de futbolistas. Habrá que ver su proceso de crecimiento en un club acuciado de sacar puntos a cómo dé lugar.
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7 comentarios:
Buenas,
He tenido el agrado de visitar su Web, con lo que debo felicitarle por el trabajo que has hecho, creando un buen blog sobre Futbol.
Decirte que voy a ir siguiendo el blog ya que me ha parecido muy interesante. Por otro lado, aprovechar para presentarte mi blog: http://www.doctorapuestas.com/
Agradecería mucho poder aparecer en tu sección de enlaces. En el caso de tener ese privilegio podrías enlazarme de la siguiente forma:
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Por mi parte, no tendré ningún problema en enlazarte de la forma que me digas.
Quedo a la espera de su grata respuesta, a través el correo electrónico: administrador@doctorapuestas.com
Saludos Cordiales,
Tomeu
Y bueno, se hacia imposible, pero esto no empezó ahora, sino... hace 2 campeonatos atrás, más o menos.
No se le dio tiempo a nada
cappa curte la ideología del charlatanismo.
Nunca formó un equipo igual a otro.
se equivocó siempre con los cambios.
Sacó a Ferrero que era el mejor defensor y pusó al paraguayo román porque es un negocio del kaiser.
En las poquitas cosas que tiene importancia un tecnico, se equivocó en casi todas.
100% de acuerdo con el comentario anterior
Creo que es un gran personaje del fútbol argentino. Creo que son muy valorables los defensores de fuertes ideologías, cuando además muestran un interesante nivel cultural y intelectual. Me gusta que exista Cappa, le da color a nuestro fútbol.
Por supuesto que a veces ese personaje lo desborda, pero no creo que sea tan grave.
Aunque esta vez, la urgencia fue lo primordial. No está mal, no había muchas opciones ni tiempo.
Gracias por pasar!
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