Observar, contemplar a Federer hace que la vida tenga más sentido. Sí, lo digo con admiración. Lo ejecutado en el primer y tercer set da la pauta de la perfección de un artista, un pintor, un hacedor de cultura. Como en otros tiempos lo fueron Monet, Da Vinci, Picasso, Botticelli, Miguel Ángel, Rafael y tantos otros. Los tiempos posmodernos, con otras referencias culturales, admiten la posibilidad fehaciente de incorporar a otra clase de artistas no convencionales. Pongamos a Federer en esa lista. Los trazos direccionados por su mano derecha son arte en estado puro. Si Da Vinci lo viera aplaudiría a rabiar, le preguntaría: Roger...¿cómo lo hacés?. Golpes que nosotros, sentaditos en el sofá mirando la tele no concebimos posibles. Pero están ahí, visibles, tan presentes, tan verdaderos.
Mañana los principales diarios del mundo, con la letra bien fría, dirán que Roger Federer es el nuevo gran maestro del ATP. Ilusos. No hacía falta que ni ganara un sólo partido en este certamen para darle ese cetro. Federer ya representa a la cultura mundial, de aquellos que pasarán los años, décadas y siglos y permanecerán presentes en el imaginario colectivo. Sí, un maestro que ya excede a la práctica profesional del tenis.
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4 comentarios:
Muy bueno. Imposible no coincidir, pero además imposible escribirlo con esa justeza y precisión
Antes de leer el post, pensaba en lo estetico del tenis de roger y lo contrario del rafa.
Comparto palabra por palabra
el profesor enseña, del maestro se aprende...
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