jueves, 10 de febrero de 2011

Un modo de soñar llamado Messi

Somos contemporáneos a Messi. Mascullaba por dentro mientras miraba el encuentro ante Portugal. Miraba la tele tratando de comprender sus movimiento, el por qué de cada acción. Pensaba en el tenis y lo representativo de Roger Federer, su arte incalculable plasmado en los courts. Recurrí a la Historia y se me vino el ejemplo de Juan Manuel Fangio, como un apéndice indispensable para entender el automovilismo mundial. En Messi encontraremos un referente que marcará una divisoria de aguas. Hace un tiempo podía poner en duda esta afirmación. Ya no.

Más allá de cualquier término elogioso sobre Messi, que pululan en todos los sitios y con justa razón, lo esencial para comprender la carrera de un profesional es el crecimiento. Hoy lo veo y no es el mismo que deslumbró en el Mundial Sub 20, ni aquél que se consagró en la Champions League con Guardiola en el timón. Es mejor. Crece. No cualquiera crece. Hay futbolistas que pasan los años y nunca proponen nada distinto. No tienen instinto de superación. Estamos en presencia de un jugador que apila rivales como conos y por más que lo quieran voltear (ver el trancazo que le pega Meireles antes de la asistencia a Di María) no pueden. Le van a la cintura y ni con eso. Estoico, pelota en velocidad y allí va. Sacando conejos hasta cuando no hay galera.

Insisto en la magnitud del rosarino por mérito propio pero resaltando mucho más su ubicación corporal en una selección que, por lo demostrado hasta ahora, no cumple con sus expectativas. Habrá que seguir indagando sobre los partícipes que necesita. Pastore con un puñado de minutos demostró que hablan el mismo lenguaje. Cuando vos jugás bien te acercás con el que te asimila lo que ejecutás. Con ellos pasa eso. Juan Manuel Martínez fue otro. El futbolista de Vélez destierra esta idea de que los mejores están afuera y en un ratito armó flor de lío.

Caer en la repetición de darle todas las pelotas a Messi resulta contraprudecente. Perdemos la sorpresa. Por eso el incesante pedido de futbolistas con la capacidad técnica de desnivelar. Argentina los tiene. Cómo no. El partido ante Portugal deja la victoria y varios interrogantes por resolver. La única certeza tiene nombre y apellido: se llama Lionel Messi. El mejor jugador del mundo. Sí, poniéndose con apenas 23 pirulos el traje de mito.

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2 comentarios:

Ángel R. dijo...

Buenas, Messi cada vez se parece más al Messi del Barcelona, juega más tranquilo ya con la albiceleste y eso se nota, un saludo!
www.atleti1903.blogspot.com

NoTe dijo...

@ÁnGeL R: Sí, es verdad, por es destacar su nivel por más que esté en un equipo con menos luces que el Barcelona. Gracias por pasar.

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