Por decreto 653/06, los empleados de Uniodesur debían respetar la escala salarial de la Ciudad, que establece un tope máximo de $ 3.000. Sin tener esto en cuenta, a los siete responsables de área se les establecieron retribuciones de $ 4.500. Además, se puso en tela de juicio, tanto por sus montos como por fallas formales, 81 contratos laborales, por $ 1.159.085. Entre las 71 observaciones realizadas existen varias por errores formales y otras por temas de fondo, como las falencias en el sistema de compras. Tras estudiar 22 expedientes, la Sindicatura detectó que el reglamento de compras interno que estableció Uniodesur se apartaba del Decreto 5.720/72 (de alcance a todas las reparticiones porteñas), incurriendo en fallas en el 98%, y hasta comprándole a empresas que no estaban registradas como proveedores.
Uno de los casos paradigmáticos es el de los equipamientos de pesas, estimado por la federación nacional en $ 220.000. Pero la empresa que ganó la licitación los cotizó en $ 565.000. El exceso fue presentado en una investigación de Olé. Entonces, se hizo otra subasta, ganada por el mismo proveedor, por un monto 30% superior al estimado por los especialistas. Otras operaciones cuestionadas de la organización fueron el manejo arbitrario de la caja chica (que en algunos casos llegó a más de $ 30.000) y los gastos sin debido control, por casi $ 200.000. Algunos son ilustrativos: $ 14.560 en lavandería; $ 30.250 por el alquiler de una disco para una fiesta, o $ 8.160 en una cena de camaradería. Por fuera de los documentos de la Sindicatura, otro tema preocupante es el destino de los insumos deportivos. Varias federaciones plantearon extraoficialmente su preocupación porque no cerraron los acuerdos para su utilización, mientras los elementos están en un galpón.
Uno de los casos paradigmáticos es el de los equipamientos de pesas, estimado por la federación nacional en $ 220.000. Pero la empresa que ganó la licitación los cotizó en $ 565.000. El exceso fue presentado en una investigación de Olé. Entonces, se hizo otra subasta, ganada por el mismo proveedor, por un monto 30% superior al estimado por los especialistas. Otras operaciones cuestionadas de la organización fueron el manejo arbitrario de la caja chica (que en algunos casos llegó a más de $ 30.000) y los gastos sin debido control, por casi $ 200.000. Algunos son ilustrativos: $ 14.560 en lavandería; $ 30.250 por el alquiler de una disco para una fiesta, o $ 8.160 en una cena de camaradería. Por fuera de los documentos de la Sindicatura, otro tema preocupante es el destino de los insumos deportivos. Varias federaciones plantearon extraoficialmente su preocupación porque no cerraron los acuerdos para su utilización, mientras los elementos están en un galpón.
A pesar de que el diario Olé no es uno de mis preferidos, valoro este tipo de investigación que realizaron sobre unos Juegos que se realizaron a los tumbos y no quedó absolutamente nada claro cómo se organizó y quién tuvo la responsabilidad de llevarlos a cabo. Ojalá se investigue y no se repita nunca más, porque tiñe de sospecha al deporte nacional. Ni más ni menos.
5 comentarios:
hace falta agregar algo¿? cuando lo lei hoy en ole, no me sorprendio nada la verdad... aunque sea parece q esta vez puede llegar a ser distinto..ojalá
No cierran los números por ningún lado. Abrazo Juani!
nah, no puede ser. Aguante Telerman (?)
Que tema ese 14. Segunda votación y no sé a quien carajo votar. Iba a votar a La Porta, y se cagó muriendo...terrible mala suerte (?)
los juegos odesur realmente son juegos sin ninguna clase de jerarquia
que demuestran, que los hacen, para quedarse con algún vuelto.en este caso bastante grande
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