Hasta acá llegamos

La situación se veía venir. Hace algunas semanas tras la derrota ante Gimnasia de Jujuy, marqué que River tenía que mejorar en muchos aspectos para poder aspirar a más, tanto en el Clausura como en la Copa. Desde ayer se redujeron los objetivos. La inexplicable derrota ante Caracas por 3 a 1, ese equipo que no pudo hacer de local ni en su propia cancha y además faltando 24 horas para el partido le suspendieron 4 jugadores del once titular. Sí, leyó bien, 4 jugadores titulares de un conjunto venezolano. País que tiene como principal admiración al beísbol. Y que le ganó hasta en el propio Monumental. Hasta esa verguenza cayó el River comandado en la cancha por Daniel Passarella, y desde lo institucional por José María Aguilar. Ese mandamás que compró jugadores de la talla de Gabriel Loeschbor, Gustavo Oberman, Máximo Lucas, Luciano Leguizamón, Leonardo Talamonti, Bernardo Leyenda, Killian Virviescas, Martín del Campo, Nelson Rivas, Juan Carlos Toja, entre otros. Ese que trajo a Luciano Figueroa como la joya del mercado y un año después no pudo ni comprarlo, mejor dicho no tenía la plata y no podía traerlo. Lo hizo igual para demostrar la grandeza de River. Si supiera Aguilar que River ya es grande por naturaleza y necesita dirigentes en SERIO que trabajen para el club. No títeres. Esa comisión directiva que él preside, que permite que Germán Lux entrene sólo en Palermo y que apenas le den la ropa de entrenamiento, siendo un arquero de nivel internacional, que dejó de lado a Delem (formador de Almeyda, Crespo, Gallardo, Cavenaghi, Aimar, Saviola, entre tantos cracks) y trajo a Gabriel Rodríguez, de dudosa labor en San Lorenzo. Donde además no se le renovó el contrato a Ramón Díaz, el técnico más exitoso de la historia del club de Nuñez y llevó a Pellegrini, quien jamás entendió el paladar del hincha riverplatense. Y luego a Astrada (tema Ameli - Tuzzio), después a Merlo (incidente con Gallardo) y por último a Passarella (caso Ortega). Prefiero dejar de lado la cuestión de los barrabravas sino el post se alargaría hasta la eternidad. River no tiene paz. Mi pregunta es: ¿Los socios no se dieron cuenta de esto? ¿Por qué lo votaron de nuevo a Aguilar? ¿No ven la realidad? Las preguntas sobran y las respuestas escasean. Hasta Gimnasia y Banfield, dos equipo de escaso nivel, tienen chance de pasar en la Copa. River, ni eso...