La sensación de sorpresa y adrenalina casi corre por decantación. La elección de Diego Maradona como técnico de la selección genera un sinfín de percepciones sumamente interesantes y que se irán respondiendo con el lógico devenir del tiempo. Con la confirmación de que en esta aventura lo acompañarán dos campeones del 86 como Sergio Batista y José Luis Brown y que el día martes dará su primera convocatoria para el partido ante Escocia el 19 de noviembre en Glasgow se afianza lentamente este nuevo proceso que comandará Maradona.La idea original presumo será enarbolar ese sentimiento de mística tan desarrollado hace 22 años y que permitió la última gran conquista argentina en torno al fútbol. Esa mezcla de orgullo por vestir esta gloriosa camiseta sumado a responsabilidad dentro del campo de juego, dejando egoísmos de lados y tirando todos para el mismo carro serán funciones puntuales que quién mejor que Diego podrá expresar hacia sus dirigidos. Y un detalle más: reconciliar a la selección con el público, relación que está pasando su peor momento en años.
Desde otra vertiente, el nuevo seleccionador deberá sortear del mejor modo y comprendiendo el peso que en sí mismo tienen sus palabras la requisitoria periodística que lo acosará de aquí en adelante. Maradona tiene que comprender que hoy es la cabeza de un grupo y ante todo debe dar el ejemplo y no generando declaraciones que pueden generar un efecto negativo puertas adentro del vestuario.
Lo que vendrá en adelante verdaderamente es una incógnita. Nos quedará observar el partido en Escocia y ver lentamente algunos destellos de la idea futbolística del 10. Argumentos para soñar realmente sobran. Ojalá que con trabajo, mística y una dosis de suerte se vuelva a repetir lo hecho dos décadas atrás. Como la historia misma.













