Octubre: el mes morado de Alianza Lima
Hace 3 semanas
Es la primera vez que voy a votar contento. Mi documento marca 23 años y los anteriores actos eleccionarios no me habían llamado la atención los candidatos y por ende los contenidos e ideas que planteaban. Solamente encontraba chicanas, chicanas y más chicanas. Me cansaba de ver, como diría Fito Páez, que los políticos pensaran que hacían una guerra y en realidad se meaban encima como chicos. Ni la primera vez que voté sentí satisfacción y de postre ni en la mesa de votación me aplaudieron. Al menos ameritaba una sonrisa del presidente de mesa. Pero nada. Frustraciones aparte, el domingo votaré a Pino Solanas como diputado nacional. Convencido hasta la médula. No tendré un rol parecido a un testigo de Jehová tratando de convencer al resto sobre el voto que pondrá en la urna el domingo, ése sin dudas es uno de los pocos actos de libertad que quedan en Argentina. O tal vez quiera creerlo así. De sentir que las urnas están abiertas y que a esas palabras necias que denotaban que iban a estar guardadas nunca más se escucharán. Sonrío. A veces puteo tanto por vivir en este país tan injusto, desigual y que nos duele tanto, aunque me aferro a la esperanza de los míos, de los jóvenes, de pensar que todo puede estar mejor. Proyecto Sur engloba ese sentimiento, de hombres y mujeres que nacimos en democracia y la queremos fuerte, vigorosa y por sobre todo democrática, en el que todos seamos iguales a todos y no unos más iguales que otros. De un proyecto emancipador que coloque a Argentina en la meca de educación y cultura de América Latina, como alguna vez fuimos. De terminar con los negocios entre privados mientras el Estado se desangra. Para haya una ley de medios audiovisuales constituida en democracia, la cual tenga pluralidad y que la realidad no sea manipulado por dos o tres monigotes. El domingo pongo mi ilusión en una boleta. Ojalá no nos fallemos. Porque a la democracia, como debe ser, la construimos entre todos.
En declaraciones al programa Sigue Girando de FM Patricios, Daniel Bertoni, gloria de Independiente en la década del setenta, despotricó contra Julio Comparada, el presidente del club al que acusó de "ser un payaso, que está perdido completamente. Un dirigente tiene que tener las cosas claras, un dirigente de fútbol tiene que ser un tipo coherente que sabe adonde va", dijo el ex campeón mundial en 1978.
llevar por rendimientos ocasionales para hilvanar un concepto sumamente acotado y sin la pluralidad que por su naturaleza necesitaría. Sin embargo, lo del ex arquero de Flamengo resulta atrayente por la continuidad de actuaciones descollantes que lo ubican como una pieza indispensable tanto en la selección como en el Inter, multicampeón de Italia.
Y no lo tuvimos. Te levantás torcido y la mala parece que te persigue todo el tiempo. A Argentina le pasó eso en su aventura por la altura de Quito. Con un correcto primer tiempo, circulando la pelota y generando algunas oportunidades de gol, entendiendo que el mejor argumento que puede proponer es concentrar el juego con la bocha en los pies. Que nos sobran jugadores para tener la pelota y no corriendo rivales. Si el penal de Tevez hubiese entrado...ya estaríamos hablando de una suposición y en el fútbol, como diría una de esas máximas verdades, los goles no se merecen, se hacen. Ecuador cumplió al pie de la letra este refrán. Golpeó en el momento justo y nos dejó en el aire, o mejor dicho sin aire en las piernas y por sobre todo en la cabeza, cuestión que Maradona tendrá que trabajar largo y tendido a pesar de que tenga a sus muchachos apenas días antes al encuentro.
“ Y cómo no sentirme así si ese perro sigue allí, que podría ser peor, eso no me arregla, eso no me arregla a mí”. Es domingo a la mañana y la voz del Indio fluye en volumen y ameniza ese momento único de riqueza interior dentro de la puta rutina que me carcome la cabeza durante la semana. A la mierda con los vecinos, en especial la del 7º E que se la pasa dale que dale con Daniel Agostini. Que alguna vez escuche música como la gente. No podemos estar constantemente atados de pies y cabeza por el qué dirán, pienso casi por decantación al mismo tiempo que sigo subiendo el volumen. Me afirmo en el sillón y sobre la mesa ratona aparecen hojas y hojas que tengo que estudiar sí o sí para un parcial de psicología que rindo mañana. Ellos me miran, las miro y decido que nos conoceremos más tarde. En minutos se juega la final de Roland Garros y Roger Federer posee la oportunidad única de alcanzar ese certamen por primera vez e igualar a Pete Sampras en la cantidad de Grand Slam ganados. Enciendo el televisor y están jugando el primer set. Primera jugada y Federer concreta un golpe exquisito. Soderling contempla que ni en sus sueños podrá oponer resistencia. No preciso ver más, finalmente París se rendirá a sus pies.
La necesidad tiene cara de hereje. Y ganar, básicamente era lo que importaba. El llegar a esa sensación de sentirse más adentro de Sudáfrica 2010. Pero así no da. Argentina dio la peor cara de lo que va en las Eliminatorias, exceptuando la derrota histórica ante Bolivia en La Paz, recinto que en el día de hoy vio vencer a Venezuela por primera vez en la historia. Y sí, vieron que se podía ganar en la altura. La historia, tan justa, barre como siempre con las falsas consideraciones.
Impresentables hay en todos lados. Y lo digo, no refiriéndonos a la esfera particular de cada individuo sino vinculado estrictamente a lo profesional. Impresentables así hay en demasía en el fútbol argentino. Y los árbitros siguen acumulando méritos para ser clasificados de esta manera. El paupérrimo trabajo de Gustavo Bassi en el encuentro entre Lanús y San Lorenzo emerge como una mancha más al tigre. Y peor resultó lo que esgrimió como causante del penal que sólo él vio y que le dio la victoria al granate, actual puntero del Clausura. Ni él entendió lo que quiso decir. Lo de los jueces dista de ser lo ideal, con un alarmante carencia física que les impide permanecer los noventa minutos en su plenitud. Sería válido que los responsables de la preparación consigan certificar cuáles son los procedimientos a seguir en pos de corregir una realidad que está a la vista de todos y que viene de larga data. Cito el caso de Bassi para ejemplificar un caso que se repite sistemáticamente. Lo paran, lo vuelven a elegir, lo paran y la rueda continúa sin solución. Como su nivel. Otros árbitros que siguen la misma corriente son Federico Beligoy y Sául Laverni pero se pueden agregar varios más. La mediocridad es moneda constante. Y acá no hay beneficiados a propósito. Todos los clubes se perjudican a partir de sus fallos.