Copa Libertadores: campeones como jugador y como DT
Hace 2 semanas
Todos los caminos desembocan en Alejandro Sabella. "El" hombre seleccionado por Carlos Bilardo, con función polifuncional en los pasillos de AFA, para dirigir los destinos de Argentina de cara a Brasil 2014. El nombre de Carlos Bianchi, elegido por la mayoría, demostrado en encuestas y un sentir popular que se palpa en la calle, chocó contra la intrasigencia de Julio Grondona, enemistado por razones que uno no conoce en plenitud con el entrenador multicampeón en Vélez y Boca. Pasan los años y el resultado da igual: Bianchi, mientras esté Grondona, es palabra prohibida en Viamonte. El único perjudicado: la selección. Bien, volvamos a Sabella. Recorremos su carrera, observamos su trabajo al lado de Daniel Passarella, tanto en River, la selección argentina, uruguaya, Parma (pocos partidos) y Monterrey.
Anotemos. 25 de julio, fecha en que el fútbol argentino decidió la implementación del nuevo torneo de Primera División, incorporando un sector mayoritario de la B Nacional para cumplimentar el pedido de una mayor federalización, una problemática que pertenecía al apéndice teórico de Daniel Vila, el rival de Julio Grondona en las próximas elecciones de autoridades que designarán al propietario del sillón de Viamonte, con el mismo dueño desde 1979, nunca olvidemos. Las propagandas de #chaugrondona, vía Twitter y difundidas por el canal América, donde Vila, Manzano y De Narváez son propietarios, llegaron a la vista y oído de todo pasa, desde ahí empezó el operativo 40. La conservación del poder como eje político principal, a cómo de lugar. Mantener la iniciativa política como religión.
Los hechos suceden y hay que comprenderlos como la acumulación de acciones que decantan en un espacio y contexto determinado. Uruguay es campeón de la Copa América por mérito propio, donde sucedió la conjunción de un cuerpo técnico eficiente, con espaldas anchas, y un grupo de personas, no ya futbolistas, que comprendió en plenitud lo que representa vestir la camiseta de tu país. Sí, hay momentos personales fantásticos. Luis Suárez es el estereotipo del delantero moderno. Va por afuera, por dentro, olfatea el gol como nadie, se genera sus propios espacios y en los tiempos libres da asistencias. En Liverpool se frotan las manos. Lo del Ajax, liga menor, hay que decirlo, no podía ser un espejismo. Diego Forlán, luego del Zairagate, es el emblema de todo lo bueno que le pasó a Uruguay desde Sudáfrica 2010. Sin un presente alentador en Atlético Madrid, cuando se pone la Celeste se transforma, es otro, es el conducto. Si Forlán anda, Uruguay se levanta y camina como cual Lázaro en pasaje bíblico. A Edinson Cavani, el goleador del Nápoli, lo traicionó una molestia física y se perdió parte importante, una lástima, le hubiese dado mayor relieve técnico a este equipo. Suárez, Cavani y Forlán. Tres como ellos no hay.
Un diputado, que en estos años viajó con frecuencia al extranjero, pidió a la cámara que nombrara una comisión investigadora.
Escribo desde el dolor, el mejor lugar para escribir. En la desilusión, la mirada baja, la angustia, la respiración entrecortada. En ver repetida la misma historia, pasan los años, la misma historia. El preguntar ¿Por qué siempre a nosotros? ¿En qué fallamos? La ilusión resquebrajada, una bronca que no se puede explicar, el cómo desperdiciamos al mejor futbolista del mundo. Cuartos de final y afuera, justo en casa, con nuestra gente que ama al himno, que lo grita, que lo siente, que se aferra a la bandera en un deporte que lo es todo para ellos. Que ama, simplemente, a Argentina.
Y ahí anda Marcelo, contento, repleto de ideas para este nuevo desafío llamado Athletic Bilbao. Ok, dejo traslucir mi ADN bielsista, mi fervor hacia un modo de ver la vida y el fútbol que excede al mismo protagonista. No abandonar los principios ni en las peores circunstancias. Ante tanto veleta dando vuelta, que se corre, vuelve y se vuelve a correr, agradeceremos por siempre la fidelidad de un tipo que posibilita la mirada en sus equipos como si fuese su propio espejo. Hizo varias revoluciones, no tuvo que irse a Sierra Maestra a agarrar un fusil pero los pasos en etapas formativas en México y la última experiencia como seleccionador de Chile posibilitaron un brusco cambio de paradigma en la visión de este deporte en éstos países que se valorará sólo cuando transcurra más tiempo.
Todo está en marcha. La fecha, el lugar, la pregunta es cómo jugarle a Uruguay, una selección con más bagaje profesional y técnica que el último partido ante la Costa Rica de Ricardo Lavolpe. La celeste tiene el ADN de siempre: garra defensiva, un doble cinco demoledor, raspador y que perseguirá a Messi hasta debajo de la cama si hace falta. Pérez y Egidio Arevalo Ríos serán una barrera sin dudas. Los dos Pereira (Álvaro y Maxi) incursionan con inteligencia tanto por izquierda y derecha, respectivamente, pero le gusta el arco contrario. Allí, en esos huecos deberá fortalecerse Argentina. Tirar al Kun, tirarlo a Messi, descentralizar la zona del centro, y forzar al desplazamiento de los mediocampistas centrales. Álvaro González y Cristian Rodríguez ejecutan los relevos correspondientes pero habrá que aprovechar las inteligencias existentes que se reflejaron en estos tres partidos. Generar aperturas para que Gago inicie el primer pase para que sea incisivo y avanzar metros de primero. La función del ex Boca será prioritaria. Contra Costa Rica se complementó de maravillas con Lionel, siempre le dio pases acertados, al pie, ésos que Messi le brindan la posibilidad de arrancar el movimiento con velocidad y pelota dominada. Gago deberá buscarse como opción y evitar que Mascherano sea el interlocutor de juego, en sí, lo que desea Tabarez. El del Barcelona verticaliza el juego con pelotazos a dividir que facilitan la tarea a los laterales. Higuaín no la tendrá fácil. Lugano y Coates, similares físicamente, también son idénticos en términos de defensa. El Pipita deberá librar una batalla ante dos centrales corpulentos, que van bien de arriba. Deberá retroceder, sacarlos de la zona de Muslera para exigirles un mayor gasto físico y aprovechar la propia velocidad para descoordinar la estructura defensiva. Si se consigue, sólo habrá ganancia.
Dice el relator: "el futuro ya llegó". Y sí, ahí lo vemos, chicos escribiendo una historia muy linda en el deporte argentino. Luego de un proceso de refundación, el vóley de nuestro país está jugando de igual a igual con las potencias. Semifinales de la Liga Mundial. Un conjunto de jóvenes talentosos hasta la médula, desde Facundo Conte, Rodrigo Quiroga, Luciano De Cecco, Pablo Crer, Lucas Ocampo, Sebastián Sole, etc. Chicos que debieron ejecutar un proyecto de renovación que el vóley argentino pedía a gritos. Ellos mismos, supieron morder el polvo la Liga Mundial anterior donde no ganaron ni un partido. Hoy, terminaron las semifinales. Crecimiento exponencial, sin dudas.
Vamos a hablar con mesura. Lo digo, como para al menos contextualizarnos de forma oportuna a estos dos empates de la selección argentina en la Copa América que, calculadora más, calculadora menos, clasificará a la próxima ronda. Hola, ¿está el funcionamiento? No. Sí, ¿Messi ya es la figura de la Copa? No. ¿Somos el Barcelona? Tampoco. Argentina reiteró el error, severa falla que Maradona había repetido en los octavos y cuartos de final de Sudáfrica 2010. ¿Se acuerdan? Victoria ante México, con varios interrogantes, donde el técnico decidió repetir los mismos once ante Alemania y ya sabemos, historia conocida.
Poquito fútbol en esta Copa América. Mucho roce, escasas ideas y pelea táctica desde el inicio. Ya finalizada la primera jornada, destacamos el papel cumplido por Chile, el seleccionado dirigido por Claudio Borghi, que venció por 2 a 1 a México y es líder en el Grupo C. Tras un inicio complejo, donde el seleccionado mexicano –Sub 22-, envuelto en un escándalo tras una visita de “señoritas” a la concentración, impuso sus condiciones ante su rival, favorito en la previa, cuya reacción en el complemento fue correspondiente a la expectativa que genera este equipo, menos vertiginoso del que supo constituir Marcelo Bielsa pero con un ADN similar. Borghi, en sus primeros pasos como seleccionador, ajustó pequeños detalles y dejó fluir una filosofía que esta camada de futbolistas chilenos entiende a la perfección. No tocar es su política.
Empiezo a sumar, uno, dos, tres, en fin voy sumando y llego al resultados final: de 49 partidos en 2011, Novak Djokovic se quedó con 48. En esa explicación, tan simple, encontramos el por qué el serbio, es el número 1 del mundo, desplazando a Rafael Nadal, tantas veces verdugo y hoy un espectador más en la demostración de Djokovic en Wimbledon, primer representante de Serbia que vence en el torneo más importante del ATP. El aspecto destacado para entender lo sucedido en el césped de Londres habla de una fortaleza mental por parte del flamante número 1, retroalimentada a través de esta seguidilla infernal de victorias durante la actual temporada. Nadal sufrió el partido, su rival lo hizo forzar cada uno de los tiros, incomodarlo para hacerlo ir y venir sabiendo que no podría enlazar los golpes de los cuales estamos acostumbrados en él. Djokovic paradito, manejando a piacere el desenvolvimiento del encuentro.
Te juro que lo vi. La misma imagen, así latente, reiterada que otra vez volvía a mi mente. Pasó un año, 365 días, y la vemos ahí, repitiéndose. Cualquier semejanza entre el Lionel Messi contra Alemania y éste, del frío que desajusta las entrañas en La Plata ante los bolivianos NO ES PURA COINCIDENCIA. La búsqueda en el centro del mediocampo y dársela para que solucione todo. ¿Cuántas veces hablamos de esto? Miles, miles. Messi es desequilibrante, claro está, pero no puede llevarse puesto a seis tipos en todas las jugadas. Sergio Batista pregonó el acompañamiento de Lionel como apéndice indisolubre en su nuevo proceso. Los amistosos previos dieron cierta pauta de la búsqueda de conectores que puedan darle la pelota limpia al del Barcelona en los últimos metros donde lo vemos, hace desastre. Cuando Messi tenía la pelota salían todos disparados. Es al revés, muchachos. Ser vertical no significa tener jugadores distanciados. Si uno posee el dominio en espacios cortos fomenta que el rival se acerque y así generar más campo libre. Argentina no lo entendió en toda la noche.